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Desde el comienzo de este sitio web, nuestro compromiso con el transporte público también se materializó en artículos de opinión.

A continuación, compartimos todos estos artículos, elaborados en los más diversos contextos y abarcando múltiples temas (muchos de los cuales no han perdido actualidad).

También se incluyen algunos artículos (de los primeros tiempos de la página) que tienen que ver con la defensa de los derechos de los consumidores.

Los invitamos a leerlos y dejarnos su opinión a través de nuestras redes sociales o en el formulario de contacto de la página.

Netuy


La oportunidad que no debemos dejar pasar (junio de 2019)

Tratando de poner punto final, al conflicto desatado desde el desembarco de las APP’s de transporte, la IM ha creado un Consejo Consultivo. El mismo estará integrado de forma similar al que existe para el transporte colectivo: autoridades de la IM, representantes de las empresas, de los taxímetros, los sindicatos del sector (de taxistas y APP’s), la Defensoría de Vecinas y Vecinos de Montevideo y los usuarios y usuarias organizados en la Coordinadora de Usuarios.

La gran diferencia que veo con el transporte colectivo, es que, en el caso de este mercado, la disrupción ha sido muy fuerte (se ha roto el monopolio existente) y hay una gran oportunidad para poder lograr el tipo de transporte que queremos (y necesitamos). Por esto la participación es más que importante, para lograr que nuestros planteos sean concretados.

Es la gran oportunidad de empezar desde cero, tomando lo mejor que tienen las APP’s y lo que funcionaba bien del régimen anterior. Por lo tanto, es importante que haya un período de transición, para no tocar derechos previos ya adquiridos. Pero no podemos dejar que estos derechos paralicen o demoren eternamente el pasaje al nuevo sistema de transporte mediante vehículos particulares.

La base debería ser: reglas claras para todos los actores, mismos derechos y obligaciones y responsabilidades compartidas tanto por trabajadores, como por empresas, usuarios y la IM (cada uno según su rol).

La tecnología debe ser obligatoria, tanto para el despacho de los viajes, como para el pago de los mismos (dando todas las facilidades al respecto). También para asegurar la trazabilidad que permita controlar, sancionar y evaluar. Vehículos eléctricos y 100% accesibles deben ser obligación y no elección.

Los usuarios y usuarias deben poder calificar y hacer sus comentarios o denuncias de forma ágil y con la garantía de que se tomarán las medidas de forma inmediata. De igual manera los trabajadores podrán hacer lo mismo con los pasajeros, sin perder de vista que se está ante un servicio público.

En suma, tenemos al alcance de la mano el poder crear un sistema de transporte modelo y de futuro. Y quién dice… capaz se contagia al transporte colectivo…

Me bajo en la que viene, nos vemos en el siguiente viaje.


Mauricio Silvera


Señales de humo (mayo de 2018)

Hemos pasado más de la mitad de la presente administración municipal, la cual se anunció como revolucionaria del transporte público. Al poco tiempo de asumir, la realidad de RAINCOOP le hizo ver que no sería tan sencillo (al día de hoy no se han recuperado ni los puestos de trabajo ni la continuidad de las líneas que prestaba) y prácticamente no se hizo nada (salvo seguir con la política de subir el boleto en cada ajuste salarial).

Terminado el tema RAINCOOP (para ellos, porque su pasaje habitual aún lo padece), ahí se anunciaron una batería de medidas: reorganización financiera del sistema, la promoción del transporte público a través de la masificación de la tarjeta STM, la creación de un Consejo Consultivo para definir la tan anunciada reforma del transporte público, etc.

Luego de muchos meses (¿inercia de la IM, resistencia de las empresas o de los trabajadores?), se logró no aumentar el precio del boleto que se paga con la tarjeta STM y se aumentaron los puestos y modalidades de recarga (sumando a las financieras al "negocio" del transporte público, las cuales obviamente no lo hacen gratis y ya son parte del costo del boleto). Dado que la IM no aumentó el monto del subsidio que otorga, la baja de costos las sufre el pasaje con más líneas sin guarda y menos frecuencias.

Del tema de los guardas ya hablé en un artículo anterior y la baja de las frecuencias la vemos todos los días y es una realidad incontrastable. Se ganó en costo pero se perdió en calidad del servicio, justamente cuando lo que se dijo que se haría sería mejorar la calidad del transporte público.

Lo que pasa dentro del transporte público es responsabilidad compartida de empresas, Intendencia y pasajeros. Con la diferencia, que los pasajeros son los que aportan en mayor medida para la subsistencia del Sistema, pero paradójicamente han sido históricamente los menos contemplados en sus intereses.

Se anunció un control estricto de la limpieza, el volumen de la radio y las condiciones en las que se viaja en los ómnibus. Duró unas pocas semanas... luego volvimos a lo mismo de siempre o hasta incluso peor (algunos choferes reaccionaron poniendo la radio más fuerte aún, sabiendo que no pasa nada).

Hace poco se presentó un informe de inspecciones y sanciones a las empresas... si comparamos la cantidad de inspecciones con los servicios que se prestan a diario, vemos que se inspecciona muy poco (y esto es importante, ya que por más fotos que se envíen al buzón ciudadano, si no constata un inspector la infracción es "palabra contra palabra").

No había que reinventar la rueda; en el Congreso Latinoamericano del Transporte que se celebró en Montevideo hace un par de años, las autoridades de Rosario (ciudad argentina muy similar a Montevideo) contaron su experiencia: pararon todo y sentaron en la misma mesa a empresas, autoridades, trabajadores y usuarios de todos los medios de transporte.

Se pusieron de acuerdo (luego de meses de discusiones y hasta paros en el sector) y los resultados están a la vista: es la ciudad de Latinoamérica con más km de ciclovías por habitante; los ómnibus son puntuales, limpios, con un trato respetuoso; el servicio de taxis funciona muy bien (UBER y CABIFY no pudieron insertarse durante mucho tiempo). ¿Como que era muy fácil copiarlo no?

Pues bien, acá ya de entrada hicimos todo mal. Hicimos un Consejo Consultivo, pero del transporte colectivo solamente, entre empresas, sus trabajadores y la Intendencia (más algunos ediles, en una especie de club político sindical).

Por ahí alguien se acordó de los usuarios e integraron también a la Defensoría de las vecinas y los vecinos de Montevideo; una sola mujer versus más de 20 hombres (ya que las empresas y sindicatos van "en patota" a las reuniones.

¿Alguien vio en dónde se publican las actas de este Consejo? No las busquen en la página ni de la Intendencia ni de la Junta Departamental. Deciden sobre algo tan importante como lo es nuestro transporte diario y no tenemos idea de nada hasta que lo anuncian.

Desde hace unos meses, con el apoyo de la Defensoría de las vecinas y vecinos, se armó una coordinadora que une a los distintos grupos de usuarios y usuarias que trabajamos por mejorar al transporte público. Ahora sí podemos tener acceso a lo que se está tratando en el Consejo Consultivo y proponer nuestros temas.

La respuesta ha sido una total resistencia. No quieren vernos las caras en el Consejo Consultivo, no quieren discutir con los usuarios y usuarias. Es triste, pero es la verdad que plantean tanto empresas como los sindicatos.

No nos dejamos amilanar y preparamos documentos para que nuestra posición sea al menos leída. El primero (armado por la Coordinadora por un transporte público accesible, un tema más que sensible y en el cual el transporte público está en el debe) causó un revuelvo bárbaro.

Se nos propone discutir algunos temas puntuales y no todo "porque es mucho".

¡No señores! ¡Basta! El transporte público tiene que cambiar ya y desde la raíz. Es un servicio público al servicio de los usuarios y las usuarias. No es una bolsa laboral y mucho menos una fuente de ganancias.

Hay que pensar toda la movilidad en su conjunto (ómnibus, taxis, transporte privado, bicicletas), para que cumpla con el objetivo de trasladar a los habitantes de esta ciudad en tiempos razonables, con comodidad y cordialidad, hacia donde éste lo necesite.

Son muchos los ejemplos y las ideas que tenemos en la Coordinadora de usuarios y usuarias, ya por escrito en un segundo documento. No queremos más "parches" o cambios que velen por otros intereses que no sean los de los usuarios y usuarias.

Nos van a tener que escuchar, nos vamos a ver a los ojos y juntos (con autoridades, empresas y sus trabajadores) vamos a hacer la revolución que se prometió y quedó a medias. Desde ya contamos con tu compañía.

Me bajo en la que viene, nos vemos en el siguiente viaje.


Mauricio Silvera


¡¡Tres años haciendo escuchar tu voz!! (abril de 2017)

Parece mentira que hayan pasado ya 3 años, desde nuestra primera (y tímida) aparición. En todo este tiempo no hemos parado de crecer, muchísimo más de lo esperado, demostrando lo necesario que es este servicio.

Hemos llevado ante las empresas, los trabajadores y las autoridades del transporte público, la voz de quienes usan sus servicios todos los días, y que muchas veces no tienen el lugar que se merecen.

En plena era de las comunicaciones, había un puente roto entre usuarios/as y empresas, y estamos orgullosos de haber aportado nuestro granito de arena para reconstruirlo.

Queda mucho todavía por mejorar y aún las señales políticas no se transformaron en medidas concretas; pero el tema está instalado en la opinión pública y seguramente los cambios positivos vendrán pronto.

Es con esta esperanza, que con alegría levantamos nuestra copa por ustedes, quienes a diario nos siguen para informarse, debatir y sugerir. Es con la fuerza de los usuarios y usuarias que la realidad del transporte público cambia. No dejemos de ejercer ese derecho.

Por más quejas activas, por más participación, por otro año más que nos encuentre juntos. ¡¡¡Salud y gracias!!!


Equipo de www.quejese.com.uy

12 de abril de 2017


Ideología y gestión (marzo de 2017)

Uno de los cuplés más comentados del pasado Carnaval, fue el de la murga La Mojigata. En el mismo se expresaba, con un humor muy inteligente, cómo los gobiernos muchas veces traicionan sus ideologías en pos de una gestión o como a veces la ideología es un obstáculo para la gestión.

El último aumento en el precio del boleto en Montevideo no escapa a esta realidad y se enmarca en una realidad que continuamente entrevera ideología y gestión. En la campaña electoral se nos prometió, más allá de que el precio del boleto podría llegar a bajar, una gestión a fondo del sistema de transporte público. Pero la fiera se comió al domador y solo hemos visto parches y mucho marketing a la hora de hacer declaraciones.

Insisto en lo expresado en artículos anteriores ¿para cuándo la mejora en las condiciones de viaje? Si se recibe un servicio acorde a lo que se paga, se evitan los conflictos que nuevamente se están desatando entre trabajadores del transporte y los pasajeros (lamentablemente ya ocurrieron hechos de violencia).

Los trabajadores del transporte no entienden tampoco el aumento, que es superior a sus propios aumentos de sueldo. ¿La diferencia a dónde va? ¿Se va a guardar para cubrir futuros déficits? ¿Se va a decir cuánto dinero es y en dónde está guardado? No voy a sacar conclusiones apresuradas, ojalá el tiempo me “tape la boca” y estemos ante una medida de gestión realmente madura.

Subsidios, subsidios... según varios trabajadores del transporte con los que he conversado, si se quitaran los boletos de una hora y dos horas y se eliminaran los pases libres, el boleto saldría $ 15; lo que haría que tomar 2 ómnibus (el equivalente a un boleto de una hora) salga más barato que en la actualidad. ¿Pero quién da marcha atrás con la ideología de los beneficios sociales?

Como he dicho en anteriores oportunidades, se impone una revisión de la gestión, sin dejar de lado la ideología, pero una revisión de quiénes, por qué y cómo deben movilizarse las personas en Montevideo y quiénes deben pagar (total o subsidiado) el costo de la misma. También qué clase de empresas y en qué condiciones para sus trabajadores y pasajeros deben prestar el servicio.

Gestionar mejor la ideología, para tener una ideología de la gestión.

Me bajo en la que viene, nos vemos en el siguiente viaje.


Mauricio Silvera


Un corso a contramano (febrero de 2017)

Se nota que estamos en Carnaval...

Algunos se han puesto las caretas y con tal de subir al tablado y salir en la revista tiran propuestas que terminan siendo una parodia. Pretender que los ómnibus paren en cualquier lado en La Trasnochada, sin tener en cuenta la seguridad vial, la de los trabajadores del transporte y además el tiempo del viaje (que ya de por sí es mucho) es casi como una humorada. Pero ojo que también algún dirigente gremial de una Sociedad Anónima se subió al carro y luego tuvo que dar varios Saltimbanquis para atrás.

Mientras tanto, No te comas los morrones, que ya se viene un nuevo aumento del boleto en Montevideo. Y a partir de marzo, cuando Nos obligan a salir de nuestra House, para viajar en horas pico como ganado, en forma lenta y al grito "¡Metele que son pasteles!", recordemos que si no tenemos moneditas o el saldo mínimo para recargar la STM, vamos a volver Patos Cabreros.

Hay una Gran Muñeca metida desde hace años y La Clave es empezar a movilizarnos para que los cambios sucedan; porque el sistema nos pone detrás de La línea Maginot, sin derecho a protestar, como si fuera un tema Tabú saber realmente los costos y beneficios de La Compañía.

Pasando al siguiente cuplé, parece que a UBER no le sirve la legislación que ella misma promovió, y ya hay conflicto con sus conductores... ¿Será que los taxistas tenían razón y eran Asaltantes con Patente?

Y si hablamos del tren de pasajeros: Cayó la cabra, y los continuos conflictos, la falta de apoyo y la acción de varios Fantoches lo están llevando a la desaparición... ¡La gran 7!

Espero que de una vez por todas haya una real Integración en la movilidad, reglas claras, transparencia, más servicio y menos intereses de los Diablos Verdes.

Me bajo en la que viene, nos vemos en el próximo carrrnaaavaaaaaaaaaaalllll...


Mauricio Silvera


Sin soluciones de fondo, la respuesta es siempre la misma (enero de 2017)

¿Las autoridades del transporte están de vacaciones o no? Si lo miramos desde el punto de vista de controlar cómo se viaja, los horarios y la limpieza de las unidades, habrá que esperar a que “llegue el último ciclista”. Si cambiamos el foco y lo ponemos en el precio del boleto... ahí la cosa cambia...

El recién estrenado Consejo Consultivo del Transporte Urbano, tiene ante sí la decisión del aumento del boleto a partir del primero de marzo. Como siempre pasa (lamentablemente, porque es un error) ya hay voces diciendo que es exclusivamente por culpa del aumento salarial de los trabajadores del sector. Y nos mostrarán una y otra vez la gráfica... sin explicar el contenido del rubro “gastos administrativos” y otros gastos como las horas extras y las ganancias disfrazadas.

Pareciera que se arman comisiones, grupos de trabajo, reuniones de notables... pero no cambian los argumentos y, lo que es peor, las soluciones. ¿O acaso van a poder hacer en estos tres meses que faltan un análisis a fondo de la realidad económica del sistema? ¿A pesar del cierre de RAINCOOP y de que hay menos trabajadores, tanto cayó la venta de boletos para no compensarlo? ¿Qué pasó con las promociones e incentivos para usar la tarjeta STM? ¿Ya es definitivo que no se va a revisar quienes pagan boleto y a quienes se les subsidia?

Todas estas dudas disparan los rumores. El más fuerte dice que el boleto subiría a $ 34 y se eliminaría el pago en efectivo, en otras palabras: si no tenés tarjeta y por lo menos $ 150 (mínimo para cargarla) “fuiste”. Para este tipo de cosas parece que no importa el costo político, pero para aplicar el “bisturí a fondo” sí.

Mucho me temo que la encuesta de movilidad que se hizo, servirá simplemente para hacer una conferencia de prensa, comer unos sándwiches, tomar alguna bebida, poner cada de “me importa y me preocupa” y las soluciones...ya las conocemos todos...

¿Y los taxis? Tampoco se salvan del descontrol... A esta altura recomendaría que no anuncien más cuándo se pueda pagar en todas las unidades con APP’s o tarjeta STM, directamente que se dé y luego de una semana ahí sí anúncienlo. Que tenemos un problema aquí, que tenemos un problema allá, que el software, que el Ministerio de Economía, que cómo pagamos el jornal, etc., etc.... y los usuarios y usuarias... ya sabemos la respuesta (mampara incluida).

Y como frutilla de la torta, las APP’s de transporte público finalmente se “registraron” ante la IM. Aplausos de unos, bronca de otros y la pregunta que queda sin respuesta: ¿Quién y cómo las van a controlar? ¿Y si no cumplen, las podrán sancionar?

Todas preguntas que se suman, todas cuestiones de fondo que quedan inconclusas... porque como dice el título, la respuesta es una sola: ajustemos la tarifa. Me bajo en la que viene, la seguimos en el siguiente viaje.


Mauricio Silvera


En el próximo año (diciembre de 2016)

Está llegando a su fin el 2016, y son muchas cosas (demasiadas) las que han quedado pendientes. Si una frase se ha repetido (y se ha transformado en algo cansino y no creíble) durante todo este tiempo es “en los próximos (días, semanas,meses...)...”.

¿Cuándo volverán a trabajar todos los empleados de la ex RAINCOOP? “En los próximos meses...” y ya van un montón de prórrogas de seguros de paro, acusaciones entre las empresas por no tomarlos y anuncios que intentan vendernos el “vaso medio vacío” como lleno. ¿Nos dirán la verdad en el año que viene?

¿Cuándo volvemos a tener la misma cantidad de ómnibus en las calles? “En las próximas semanas, a medida que se vaya liquidando lo que queda de RAINCOOP van a poderse utilizar su ómnibus para cubrir los servicios...” Ya vamos para más de 6 meses y se siguen notando la falta de unidades (sobre todo los fines de semana) y que en muchos casos el estado de los ómnibus es lamentable. ¿Se seguirán buscando culpables, mirando para el costado o se tratará de que el pasaje viaje con el confort que se merece y en horarios razonables?

¿Vuelve a subir el boleto? “Lo estamos analizando, en los próximos meses y luego de reunirnos con todas las partes haremos una reestructura en la paramétrica”... Lo único claro, es que subió para quienes no pueden acceder a la tarjeta STM (y no bajo para los que sí la tienen, en una política que en cualquier empresa no se tomaría en cuenta para fomentar su uso) y no hay nada concreto. Se vienen diciembre, enero, febrero... y cuando se puedan volver a juntar llegó el 1o de marzo y hay ajuste de salarios en el sector. ¿Qué excusa nos van a dar para justificar la suba del boleto? ¿Van a seguir diciendo que es por culpa de los sueldos de los trabajadores? La pelota sigue rodando hacia adelante... y los usuarios y usuarias pagando el costo de todo.

¿Cuándo vamos a ver masivamente a inspectores controlando cómo se viaja en los ómnibus? “En el próximo mes vamos a estar fiscalizando el volumen de las radios, el cumplimento de los horarios y la limpieza...” ¿Alguien los vio? ¿Se puso alguna multa? No hace falta que escriba mucho más en este punto ¿no? ¿Incapacidad o tomada de pelo?

¿Qué va a pasar con UBER, EASY GO, CABIFY, TUBUS, etcétera? “En las próximas semanas, se aprobará el proyecto de ley para regular a las APP’s” Mientras dicen que la culpa es de la lentitud del parlamento, el parlamento dice que las Intendencias no se ocupan del problema. En el medio, los usuarios y usuarias que no saben si están participando de algo ilegal o no. Los trabajadores no saben si sumarse a los nuevos emprendimientos o combatirlos (con algunas medidas más que cuestionables). Mientras tanto, la plata (que es mucha) sigue siendo, al parecer, lo único que importa. ¿Y cuidar a los usuarios y usuarias que son los que aportan la mayor parte de ese dinero? Nadie nos preguntó nada... así vamos...

¿Cuándo empezaremos a ver cambios en el servicio de taxis? “En las próximas semanas se implementará el pago electrónico, estudiaremos sacar la mampara y exigiremos mejor trato, uniforme y que no se fume a bordo” En este punto, he visto más cambios por los efectos de la competencia, que por la acción de las autoridades. La verdad es una sola: si no hubiesen aparecido las APP’s, no se cambiaba nada, porque “poderoso caballero es Don Dinero”.

¿Cuándo se tendrán en cuenta las opiniones de los usuarios y usuarias del transporte público? “En las próximas semanas lanzamos una APP y crearemos una comisión...” La APP fue lanzada ¿se publicó la información de cuántos reclamos se recogieron, de qué tipo y su resultado? ¿O simplemente es un medio novedoso para seguir haciendo lo mismo que hasta ahora? Hace un par de días se creó en Montevideo un Consejo Consultivo para el transporte urbano, integrado por todas las partes (aunque muchos cuestionan si los usuarios y usuarias estamos bien representados por la Defensoría del Vecino). Veremos cómo funciona, por lo pronto fue una buena idea largarlo cerca de las fiestas, así le hacemos llegar nuestras cartitas.

Me bajo en la que viene. ¡Les deseo Felices fiestas y brindemos por un 2017 con más hechos que palabras!


Mauricio Silvera


La “queja activa” como herramienta de mejora del transporte público (noviembre de 2016)

El origen de los sistemas de transporte público en las ciudades, nace con la necesidad de desplazamiento de sus habitantes, ya sea por trabajo, estudio u ocio. Dicho sistema de transporte debía responder a esta necesidad, en tiempos razonables y a un costo adecuado.

En Uruguay, fue la iniciativa privada quien primero respondió a este desafío, al principio con gran éxito. El crecimiento de la población y la consiguiente complejización del entramado urbano, obligaron a las autoridades a crear mecanismos regulatorios, a fin de mantener la calidad de un servicio que ya se estaba deteriorando.

Un cúmulo de situaciones (reclamos de los usuarios y las usuarias, impulso nacionalizador de los capitales extranjeros, la corriente “estatizadora” de las empresas de servicios públicos, etcétera) provocó que el estado tomara el control del sistema de transporte.

Sin embargo, lejos de solucionarse los problemas, muchos se mantuvieron y aparecieron otros. Los vicios de la administración pública hicieron estragos en el servicio y el proceso que se había dado años atrás, se comenzó a revertir. Nuevamente el sector privado tomaría a su cargo el servicio de transporte público, bajo las regulaciones y subsidios del estado, hasta nuestros días.

Todo este proceso ha cambiado el foco original del sistema de transporte público: las empresas buscan su mayor rentabilidad, los trabajadores mantener sus puestos de trabajo como sea y el estado tratar que los subsidios sean los más bajos posibles. ¿Y los usuarios y las usuarias? ¿Quién vela por sus necesidades?

El expresar nuestro descontento, es parte de la naturaleza humana. En el transporte público esto se ve magnificado, por el pésimo servicio que la ciudadanía recibe: costos altos para un servicio que no es de calidad. Y esto, como dijimos antes, empezó a ocurrir al poco tiempo de ser creados los servicios de transporte público.

Antiguamente, se expresaba el descontento directamente al personal de los coches, con suerte variada. Luego aparecieron los inspectores, una especie de jueces entre el pasaje y el personal, los cuales muchas veces “se lavan las manos” y dirigen a los descontentos a las empresas.

Lo siguiente que se implementó fueron los “call centers”, a través de los cuales las empresas reciben reclamos y consultas sobre sus servicios. En todos estos casos se requiere tiempo y paciencia, lo que muchas veces no se tiene, por lo que los reclamos nunca llegan a manifestarse.

Más recientemente en el tiempo, la Intendencia de Montevideo implementó la vía del formulario web para hacer llegar las quejas sobre el sistema de transporte, y las empresas también lo empezaron a implementar. Con la masiva llegada de las redes sociales, las empresas del transporte han utilizado también dicho canal para atender las quejas de los usuarios y las usuarias.

Al interiorizarnos en el tema descubrimos que la llegada de las nuevas tecnologías a los sistemas de reclamos al transporte público, seguía sin satisfacer las expectativas, tanto de las empresas, como de los usuarios y las usuarias.

La respuesta que da la Intendencia de Montevideo ante los reclamos no es inmediata, y muchas veces es rehén de sus tiempos administrativos, por lo que no resulta una solución ágil y muy pocos siguen el reclamo hasta el final. Las redes sociales de las empresas proporcionan esa inmediatez, pero el anonimato que muchas veces ampara a quienes escriben, genera desconfianza y no resulta en la efectividad deseada.

Ante esto, creamos el sitio web www.quejese.com.uy, el cual provee un canal de comunicación directo entre las empresas y sus usuarios y usuarias, a través de formularios accesibles desde cualquier dispositivo (PC de escritorio, tablet, celular, Ceibalita).

La idea es que si el reclamo ante las mismas no prospera, ahí recién elevarlo ante la Intendencia de Montevideo. Esto significa que no hay una competencia con la autoridad reguladora, pero sí un filtro previo que hace que le lleguen solo los casos más complejos o los que la empresa no ha querido solucionar.

Del lado de las empresas, les hacemos llegar el reclamo con todos los datos personales y de contacto del denunciante, y con la información prolijamente diagramada y categorizada, lo que facilita enormemente su análisis y respuesta.

Ahora es posible hacer llegar el reclamo “en el momento” y de la misma manera la empresa puede dar su respuesta, teniendo incluso el denunciante, si esta no le satisface, la posibilidad de elevarla ante la Intendencia, con otra firmeza.

Este proyecto (que incluye interacción por las redes sociales Facebook y Twitter, un canal en Youtube y un portal de noticias que centraliza toda la información de desvíos y cambios de horarios) lleva dos años online, con gran suceso.

Se han completado más de 170 formularios de contacto con las empresas (tanto para quejas como para sugerencias o reconocimientos). Hemos asesorado a usuarios y usuarias sobre sus derechos y obligaciones al usar el transporte público y cómo presentar quejas formales ante la Intendencia de Montevideo.

Hemos tenido un gran apoyo de las empresas, a quienes les ayuda el formato en el que le llega la información y que las denuncias no sean anónimas. Se han logrado algunos cambios en situaciones que llevaban largo tiempo sucediendo.

Creemos que la “queja activa”, la que expresa, propone, participa, que no se queda solo en el lamento sino que busca un cambio, es un motor imprescindible para mejorar el transporte público. Necesitamos más quejas activas y las empresas entender, que una queja es una oportunidad, ya que quien lo hace quiere un cambio, obtener una experiencia positiva.

La queja activa llegó para quedarse y pide su lugar, el que desde siempre debió tener.


Mauricio Silvera

(trabajo presentado para el XIX Congreso Latinoamericano de Transporte Público y Urbano – Montevideo – Noviembre de 2016)


El “usuario arrepentido” (octubre de 2016)

La guerra entre UBER y los taxistas da para todo…

Entre propuestas de regulación y de sanción, apareció la idea de un Diputado: pagar a quienes “se arrepientan” de haber solicitado los servicios de una empresa no regulada. Para ello, deben, a la mitad del viaje, llamar a las autoridades para denunciar la situación (si es con tono de culpa mejor) y serán recompensados con nada más y nada menos que ¡¡150.000 pesos!!

Obviamente que esta idea generó todo tipo de reacciones, pero no quiero detenerme en eso, sino en el concepto que encierra, llevándolo a todas las relaciones de consumo. Muchos dirán que es gracias a UBER, otros que gracias a las asociaciones de defensa del consumidor, o tal vez un cambio de paradigma que por fin está llegando al país. Pero lo cierto es que es la primera vez que se habla de “premiar” a quien denuncia algo irregular en un servicio que contrató.

En otros países, es hasta obligatorio por ley, que las empresas deban reparar y compensar los perjuicios que hayan causado a sus consumidores y consumidoras. Algunas en Uruguay lo hacen (justamente porque fueron compradas por empresas extranjeras que están acostumbradas a estas prácticas). ¿Se imaginan si todas lo hicieran? ¿Hay que hacer una ley para eso? ¿No puede salir de las propias empresas esta iniciativa?

Todos los días aparecen “usuarios arrepentidos”: los que compraron un celular que se rompió a los pocos días y la garantía y repuestos disponibles no aparecen, los que pagan por un servicio de transporte y no reciben el trato y las condiciones de viaje mínimas, los que eligieron a una mutualista y están rehenes del “corralito mutual”, recibiendo demoras y malos diagnósticos, etcétera, etcétera.

Miles y miles de “usuarios arrepentidos”, que muchas veces ven como las empresas tienen más poder que ellos y que parece que lo único que pueden hacer es respirar hondo y seguir aguantando… Muchos que no tienen el dinero para pagarse a un abogado o el conocimiento de sus derechos y cómo y en dónde denunciar los abusos de las empresas.

Falta información, faltan herramientas, falta voluntad para vencer al sistema establecido. A todo nivel, hasta en lo político… ¿O acaso no hay miles de “votantes arrepentidos” también? ¿Se imaginan si le pagaran a cada uno? Es interesante como se ha criticado la “falta de democracia” de algunos países, los cuales permiten algo que aquí ningún partido se anima a proponer: un referéndum a la mitad de un período de gobierno, para remover de su cargo a aquellos que no cumplieron con las expectativas de la ciudadanía. Hasta en este punto nuestros derechos se ven limitados.

¡Ah sí, señor Diputado! Si vamos a hablar de “usuarios arrepentidos”, hablemos de todos los usuarios, de todas las relaciones de consumo, de todos los privilegios. De que se cumpla con la ley de Defensa del Consumidor, que se destinen los recursos necesarios para que sea conocida, utilizada y defendida, que no quede ninguna situación sin atender.

Necesitamos consumidores y consumidoras que se animen a reclamar, no porque les paguen, sino porque es su derecho y el Estado va a estar en su defensa. En todas las relaciones de consumo, todos los días, con todas las empresas.

Y si hay recursos para pagar a los “usuarios arrepentidos”… no le afloje Diputado, siga adelante con la idea, que desde ya cuenta con mi apoyo y mi voto.

Me bajo en la que viene, nos vemos en el siguiente viaje.


Mauricio Silvera


Simple: UBER Y TAXIS... ¡¡¡Que la gente elija!!! (setiembre de 2016)

Las leyes del capital, nacen de la oferta y demanda de bienes y servicios; surgen porque las personas necesitan algo que otro ofrece y puede canjearlo y se facilita por medio de un objeto simbólico que se llama "dinero". Pero las leyes del capital y las normas las crean actores que inciden y dominan el mercado de bienes e ideas, así es que suelen proteger y beneficiar al que acumula, al que especula y al que multiplica capital...

Pero la realidad se impone y no es capaz de contener al avance, la creatividad y a la gran ley de la naturaleza que hace que todo tienda a equilibrarse. Así es que si el cobre fue superado por la fibra óptica, o el balsero por el puente, la pluma por la imprenta, y el motor desbancó al caballo o el avión al barco, entonces poco podremos argumentar para que UBER no compita con el clásico Taxímetro y ya la tecnología deje al ómnibus sin guarda y luego serán el bus y vehículo rentado los que ya nos llevarán (¡¡¡Atención!!!) incluso sin conductor.

Resulta obvia la perspectiva de la humanidad; se nos anuncian estados sosteniendo a millones de ciudadanos con derecho a vivir, sanos y suficientemente cómodos, mientras las tecnologías hacen aun mejor los trabajos humanos y se eliminan por obvia innecesaridad miles de puestos, profesiones e intermediarios entre bienes y personas.

Para acompañar el avance, hay que pensar más que en nuestro propio sustento, en el de todos aquellos que con chances mermadas saldrán a la calle a sobrevivir "como sea"... No hay otra posible estrategia, se trata de ver este horizonte y pensar en función de ello, son tiempos de transición y hay que salvar a todos, esa es la nueva utopía.

Una simple APP a la que todos podamos consultar antecedentes de quien nos ofrece un producto o un servicio, ANTES de realizar una compra o contratación, ese es el MEDIO ideal que nos pone la tecnología al alcance de la mano. El boca a boca ahora multiplicado a miles... Una APP con la que podamos "OPINAR" y contar nuestra experiencia (codificada) con un servicio. Esto nos dará a todos la posibilidad de "ELEGIR" lo que nos convenga a nuestro entero, sano y exclusivo juicio conociendo la opinión de otros usuarios o compradores.

Llevaremos esta otra propuesta a la IM y reiteraremos que una CIUDAD INTELIGENTE es aquella que inspira, estimula y desafía la inteligencia de los ciudadanos, que respeta sus decisiones diarias, que se abre al sentido común y lo potencia con herramientas usables, además de invitar a la participación de la sociedad civil organizada. Herramientas de los ciudadanos y para los ciudadanos. Se trata de implementar sistemas con la tecnología ya en manos, como los teléfonos.

Y en materia de vehículos rentados propondremos CLASIFICAR la calidad de servicios en base a la misma experiencia de los ciudadanos que hacen uso de ellos, dejando huella de su experiencia vía su dispositivo móvil. La NORMATIVA y la IM deberían acompañar, para que los vehículos exhiban su CLASE (A, B, C) en vidrios y presentación del vehículo/conductor en la APP.

Esperemos para volver a informar, que nos dice la IM ante una nueva propuesta (la anterior acerca de Reclamos en General creemos que no se entendió o no superó la prueba de voluntades políticas). Seguimos soñando con que los uruguayos finalmente -aunque muy rezagados en el mundo- tengamos una organización de consumidores (se precisan manos y tiempos) que sea capaz de hacer oír su voz e incidir en algo de la realidad.


Carlos A. Pereyra

Presidente REDCON ®

ONG sin fines de lucro Protección y Defensa del Consumidor


Teléfono descompuesto (agosto de 2016)

Hace unos días, llamé por teléfono a ANTEL (al famoso número 123) para consultar un trámite comercial. La operadora muy amablemente me indicó los pasos a seguir, los costos y que no era necesario ir a la oficina comercial ya que el trámite se podía hacer telefónicamente. Agradecí la información y esperé a que llegara el día indicado para realizar la gestión. Llamé nuevamente al mismo teléfono y me atendió otra operadora, diciéndome su nombre y el "speech" de estilo sin muchas ganas. Todos podemos tener un día malo, pero la primera impresión ya no fue positiva. Detallé el tipo de trámite que quería realizar y me fue solicitando mis datos personales y los del servicio a mi nombre. De repente, comenzó a preguntarme más datos personales (mi cumpleaños, mis apellidos completos, etc.), lo cual me llamó la atención, pero brindé sin chistar los datos que me solicitaba.

Luego de un momento, recibo la siguiente respuesta "Disculpe, pero no podemos hacer el trámite ya que debe solicitarlo el titular" A lo cual obviamente contesté que yo era el titular del servicio. Y recibí la siguiente respuesta "Usted no es el titular, usted es una mujer y el servicio figura a nombre de un hombre". Asombrado e indignado a más no poder, insistí con que era yo mismo quién llamaba y me respondió "Usted tiene voz de mujer, por lo que no podemos hacer el trámite por este medio, va a tener que ir a una oficina comercial".

Conté hasta 10... Respiré hondo... y sin salirme de mis cabales comencé a decirle más datos de lo que me solicitó y además datos de los servicios contratados, las facturas.... no había caso: para la telefonista era una mujer y punto. Seguí insistiendo sin éxito, hasta que la telefonista intentó cortar la comunicación con la siguiente frase "Yo no voy a poner en riesgo mi trabajo por una persona que no es quien dice ser". Inmediatamente le contesté que tenía razón, que no se comprometiera, que me pasara con su supervisora para que ella se hiciera cargo.

Me pusieron en espera durante 15 minutos (supongo que estarían escuchando la grabación para determinar si era mujer o no) y luego de que ya tenía el "Spootify premium" en mi cabeza de tanto escucharlo, volvió a contestarme la telefonista: "Hablé con la supervisora y vamos a hacer el trámite igual y cualquier cosa que el verdadero titular reclame". Entre decir una barbaridad (que creo que era lo que estaba buscando para tener la excusa para cortarme la llamada) y continuar como si no la hubiera escuchado, elegí esta última opción y se realizó el trámite sin mayores dificultades.

Terminada la gestión, dediqué unos minutos (sabiendo que estaba siendo grabado) para dejar en claro: que era el titular del servicio, que no era una mujer, que había llamado a ese mismo número días antes y no me habían confundido con una mujer, que es una ridiculez que si aceptan el trámite vía telefónica dependa del tono de voz del que habla (¿si lo hacía mi vecino que tiene voz ronca no había problema?), que no puede depender el éxito del trámite del ánimo o lo que crea la telefonista que atiende y que el error que estaba cometiendo podía tener mayores consecuencias de lo que le parecía (si era una persona trans por ejemplo, estaríamos ante un acto de discriminación penado por las leyes vigentes). La conversación terminó con "gracias por llamar" (¿?).

Desde hace varios años, ANTEL "privatizó" (en muchos casos con empresas públicas de derecho privado) su servicio de atención telefónica. Situaciones como la que me pasó, dejan en evidencia que no hay una capacitación y mucho menos un control de quienes trabajan allí. Atender al público no es algo fácil y mucho menos telefónicamente, por eso existen cursos de correcta atención al cliente, con buscar un poco nomás se encuentran varios por todo el país.

Lo primero que se enseña, es que si el cliente no plantea un conflicto, no debe generarlo la persona que atiende la llamada. Nadie dice que no trate de "cubrirse" ante un posible fraude, pero hay formas mucho más elegantes de hacerlo (por ejemplo decir "nos acabamos de dar cuenta que ese tipo de trámite para esa zona solo se hace personalmente, le pedimos disculpas y le solicitamos que vaya a una oficina comercial") o directamente pedir que se aguarde unos instantes en el línea y pedir asistencia a un supervisor (o supervisora). Y si el cliente pide para hablar con alguien superior, se debe pasar la llamada y el superior atenderla, porque para eso está (y más cuando nunca se elevó la voz ni se faltó el respeto). Demasiada "falta de cancha", lo cual es preocupante.

Espero que estas líneas hagan reflexionar a los involucrados y se hagan los ajustes correspondientes. ¿O acaso si llamo para comprar el plan con el Spootify no importa la voz que tenga? Todos los trámites son importantes, todos los clientes también.

Me bajo en la que viene, nos vemos en el siguiente viaje.


Mauricio Silvera


¿Qué familia está primero? (junio de 2016)

Al final... ¡lo primero es la familia!" Con esta frase, el inefable Guillermo Francella cerraba cada programa de "La Familia Benvenuto". Veinte años después, no queda claro qué familia es la que debe estar primera.

UBER va, UBER viene, movilización va, movilización viene, la mampara que se saca, el tránsito que se bloquea, las mentiras y engaños que tienen "patas cortas"... ¿Y los usuarios y usuarias hemos visto algún cambio? Ninguno y los meses siguen pasando...

Ahora resulta que no se puede implementar el pago con tarjeta en los taxis. Que demoran en llegar las máquinas (y hemos recibido denuncias que las que están no funcionan o no quieren hacerlas funcionar), que hay dificultades técnicas, que es complicada la interfaz informática para que se pueda pagar usando la tarjeta STM...

El año pasado asistí al Encuentro de Ciudades Inteligentes en la IM. Allí, una empresa uruguaya presentó aparatos capaces de efectuar el cobro a través de la tarjeta STM (busquen la presentación en el canal de Youtube de ComoMeMuevo.uy). Ante la pregunta de si se podían usar inmediatamente la respuesta fue que sí.

¿Entonces? ¿Qué pasa? No me vengan con el cuento de las propinas... ¿Será que no quieren que se sepa cuánto se recauda realmente? (dato que las autoridades no saben a pesar de que están obligadas a saberlo). ¿Será que no quieren que se controlen los viajes (sobre todo los que se hacen transportando "objetos")? ¿Y si investigamos las rutas que se repiten todos los días a las mismas horas y hacia los mismos lugares (a veces sin pasaje)? ¿Tienen que empañar las acciones de unos pocos el trabajo honesto del resto?

Más que un tema de seguridad, es un tema de control; control de una actividad que hasta ahora hacía lo que quería y comunicaba lo que quería. Los tiempos están cambiando, es el tiempo de poner a los usuarios y las usuarias y en el centro. Y pedimos control, pedimos reconocimiento al que hace las cosas bien y castigo al que las hace mal. Queremos servicios que sean eso: servicios y no un mero transporte para engordar las ganancias de los empresarios.

El problema no es UBER, no quieran hacernos creer lo que no es, el problema es que los tiempos cambiaron y el que no se adapte...

Me bajo en la que viene, nos vemos en el siguiente viaje.


Mauricio Silvera


Un último adiós al coche azul... (mayo de 2016)

Y llegó el final para la cooperativa RAINCOOP. El que todos sabíamos que iba a ocurrir, el que muchos querían que ocurriera y contra el que sus trabajadores y trabajadoras lucharon en vano desde el pasado diciembre.

Muchos ahora se rasgan las vestiduras, buscan culpables... y olvidan mirarse al espejo primero. Porque es muy simplista hablar de una mala gestión (¿acaso no sabemos todos que no es la única?) y no notar que hay nulos controles por parte de la IM a las empresas del transporte. ¿Esto va a seguir así? ¿Cuál va a ser la próxima empresa? Años de una situación de la que nadie quería hablar para no herir a "los compañeros" y los dejaron morir solos para no tener que cargar con las culpas.

Pero de repente apareció una fórmula, una salida y luego otra y otra (porque al fin y al cabo, está cada vez más claro que el transporte de pasajeros es un negocio muy lucrativo). Pero no, no se puede, tenemos que desaparecer y fusionarnos, ya está todo arreglado (ya tengo mi puesto arreglado diría yo...). Entonces aparecieron los palos en la rueda, las denuncias de prácticas poco ortodoxas, la presión, las versiones malintencionadas... y todo quedó "arreglado". ¿Para quién? Saque el lector sus propias conclusiones.

"No podemos dejar a nadie en la calle" es lo que escucharemos como respuesta ante la pregunta de por qué no se aprovecha para licitar las líneas en vez de repartirlas, exigiendo contrapartidas claras que beneficien a los pasajeros y las pasajeras. Pero resulta que las mujeres tienen dificultades por el solo hecho de serlo (y menos mal que estamos entre compañeros...), que yo incorporo trabajadores pero ojo con mandarme a estos clavos que la fundieron y solo hacen líos, etcétera, etcétera, etcétera...

Al final, de tanto querer salvar a todos, todos pierden. Bueno, todos no... y entre las sombras se frotan las manos y ven cada vez más cerca la posesión de toda la torta... ¿Hasta cuándo tendremos autoridades timoratas que no toman el toro por las astas sin importar el costo político? ¿Para cuándo un cambio radical en todo el sistema de transporte público? Los trabajadores y las trabajadoras la pasan mal, los pasajeros y pasajeras la pasan mal, se gastan millones de dólares en subsidios que no generan un servicio de calidad... ¿No son estas razones suficientes?

No te merecías ir así RAINCOOP: sin ser Rápido, sin ser de nivel Internacional y, lamentablemente, tampoco Cooperativo.

Me bajo en la que viene, nos vemos en el siguiente viaje.


Mauricio Silvera


¿Qué vida importa más? (abril de 2016)

No nos habíamos terminado de reponer del impacto de la suba del boleto, cuando dos tristes y lamentables hechos de violencia contra taximetristas, derivaron en paros del transporte.

El tema de la seguridad (o la falta de ella) es muy complejo y está muy... muy... muchísimo politizado, por lo que no voy a emitir opinión al respecto. Sí quiero reflexionar sobre el valor de las diferentes vidas, las involucradas directa e indirectamente, todas igual de importantes.

Es muy duro salir de la casa a trabajar y no saber si será la última vez; también lo es no saber cuándo se vuelve o si hay algún medio de transporte para hacerlo. Hace años, un paro de transporte paralizaba al país; hoy en día, tantas personas tienen auto, moto (o tienen a algún compañero de estudio o trabajo que lo lleva) o hasta andan en bicicleta, que un paro de transporte apenas se siente. Eso sí, los que menos tienen, los que viven contando "pesito a pesito" todos los días, a esos no hay quien los lleve. Son voces que no tienen tampoco influencia, salvo cada 5 años cuando les piden el voto. Pero son los únicos perjudicados con los paros del transporte ¿es justo?¿Para qué ponérselos en contra? ¿Acaso no hay guardias gremiales en otros servicios? ¿Se olvidan que el transporte es un servicio público, cada vez más el único al que pueden acceder los que menos tienen?

¿Y qué decir de las vidas de los trabajadores de RAINCOOP y ALAS URUGUAY? Con graves problemas financieros, en parte culpa del propio sistema que no cambia (porque a algunos pocos les conviene que siga así) y en parte por operaciones externas e internas (las más lamentables) que no quieren más que sus propios intereses sin importarles el resto. Vidas que trabajan sin saber si a fin de mes cobrarán su merecido sueldo, vidas que sienten que les han soltado la mano, los mismos que ayer les dijeron que iba a estar todo bien...

Siguen prometiendo medidas para mejorar las condiciones en las que viajamos en el transporte público y la seguridad de sus trabajadores y trabajadoras. El dinero electrónico hace años que está inventado, ya hay hasta empresas uruguayas que tienen todo lo necesario para implementarlo en el transporte... pero hay que cuidar los puestos de trabajo de los familiares de los transportistas que trabajan en los únicos 40 (aproximadamente) lugares en los que se puede cargar la tarjeta. No quiero que nadie pierda su trabajo, pero tampoco quiero mantener empleos porque sí. Perfectamente esos locales pueden encargarse de sacar las tarjetas y atender a los estudiantes, mientras el resto recarga sus tarjetas por celular, en redes de cobranza, etc. (no desconozco que todas esas empresas están ávidas de sacar su parte de la tajada, sería bueno exigirles algo a cambio).

Sacan la mampara, ponen la mampara pero en taxis más grandes, sacan guardas (ya hablamos hace unos meses del error que sería), controlan mejor esto y aquello (la radio, el hablar por celular, horarios, etc.)... pero UBER tiene algo que no lo puede cambiar ninguna normativa: personas que demuestran tener ganas de dar un servicio. El caramelo es lo de menos, lo importante es que uno siente que es el centro. Mientras las autoridades, empresas y trabajadores no lo comprendan... son solo parches las medidas que se toman.

Los que deciden, los que regulan (o deberían, porque es evidente que no lo hacen) están cada vez más lejos de la realidad del transporte público (de lo que viven sus trabajadores y trabajadoras y de lo que sufren sus usuarios y usuarias); lamentablemente cada vez más lejos.

Y mientras termino de escribir estas líneas, se decreta una suba en la tarifa del taxi (¿para compensar las mejoras a las que los obligarían?). Nuevamente, mucho de hablar de medidas para mejorar las condiciones en las que viajamos en el transporte público y la única concreta que se toma siempre es el aumento de las tarifas... Y los cambios prometidos los seguiremos discutiendo... hasta el próximo paro o la próxima suba de los precios. ¿Es la vida que como pasajeros nos merecemos? Me bajo en la que viene, nos vemos en el siguiente viaje.


Mauricio Silvera


¿A quién calificamos? (marzo de 2016)

Lo que no lograron los usuarios y usuarias con sus innumerables reclamos, lo logró UBER al afectar lo que más les preocupa a los responsables del transporte público (empresas. trabajadores y políticos): el dinero.

Ahora se prometen, por fin, medidas concretas en lugar de repetidos diagnósticos, poniendo como centro el interés de los usuarios y las usuarias. No sabemos si se van a implementar realmente o solo son "declaraciones políticas", pero una de ellas me llamó la atención, porque es un buen ejemplo de lo que sucede cuando se intenta mejorar un servicio al que durante años solamente se le aplicaron "parches", generalmente para beneficiar a las empresas.

Juan Salgado, en declaraciones a la prensa, dijo que CUTCSA está desarrollando una aplicación, para que las usuarias y los usuarios puedan calificar al conductor y al guarda de los ómnibus (tal como se puede hacer con los conductores en EASY TAXI o UBER). Dijo además que lo ofrecería a las demás empresas y que la idea no es sancionar sino ver en dónde mejorar los servicios.

Las reacciones de los trabajadores del transporte no se hicieron esperar, con dos argumentos muy fuertes:

1- Los usuarios y las usuarias del Sistema de Transporte no conocen su reglamentación (ni sus derechos y obligaciones), por lo que las calificaciones pueden ser totalmente carentes de fundamento y validez.

2- Muchas de las cosas que influirían en la calificación son en realidad responsabilidad de las empresas (entrega de uniformes y limpieza de las unidades en las terminales por ejemplo).

Mientras escribo estas líneas, aún no se ha pronunciado ninguna autoridad política sobre el tema, aunque en declaraciones de semanas atrás varias hicieron propuestas en este sentido, por lo que infiero que asumirán una posición de mediación entre las empresas y sus trabajadores.... ¿Y los usuarios y usuarias?

Está bueno que se pueda calificar, el hacerlo sirve para diferenciar lo malo (que estamos convencidos que es menos de lo que parece) de lo bueno. Pero calificar en serio, con fundamentos y, sobre todo, con la garantía de que esa calificación va a tener una consecuencia real.

Ahora ¿a quiénes calificar? Me parece que personalizar no es lo correcto en esta instancia, es cortar por el hilo más delgado. ¿Cuánto de lo que no nos gusta del transporte es culpa de los trabajadores y cuánto de las empresas? Vamos a reformular la idea y dejo el guante tendido para el que lo quiera recoger:

Aplicación para celulares pero también disponible en pantallas táctiles en los ómnibus (y no digan que no es rentable porque cada vez hay más con publicidad y es flor de negocio), ubicadas cerca de la puerta trasera (una forma indirecta de hacer que el pasaje baje por detrás para hacer más ágil el ascenso y descenso en las paradas) y con la siguiente frase "¿Cómo califica su experiencia de viaje con nosotros?" y abajo las famosas estrellitas del 1 al 5. Si la calificación es menor a 3 estrellas, se muestran bien grandes las formas de contacto con la empresa (ComoMeMuevo.uy está a las órdenes) y la IM, con la frase "Lamentamos la mala experiencia, le pedimos que nos contacte para ayudarnos a mejorar".

De esta manera participan todos y todas (independientemente de su modelo de celular) y se contará con datos de altísima calidad.

Con respecto a la información sobre la normativa vigente, el transporte público debería tener el link a la misma en un lugar bien visible (usando código QR por ejemplo). También ayudaría que al recibir una tarjeta STM, se le diera la misma en forma impresa (se gasta en tantas cosas innecesarias, que esto que es más que útil no debería generar resistencias). Creo que esto también haría que más gente sacara su tarjeta STM, lo que al final beneficiaría a todo el sistema.

¿No les parece que de esta manera las autoridades y empresas mejorarían muchísimo su imagen y se operarían verdaderos cambios de fondo en la calidad del servicio? Debemos exigirlo, los usuarios y las usuarias somos el verdadero UBER.

Y mientras escribo estas líneas, se cumple el ajuste salarial a los trabajadores del transporte, anunciando el MTOP subas del precio del boleto suburbano e interdepartamental. En la IM "lo están pensando"... y yo ya sé de qué voy a hablar en la próxima...

Me bajo en la que viene, nos vemos en el siguiente viaje.


Mauricio Silvera


¡Así no! (febrero de 2016)

En mi artículo anterior, hablaba de la situación del transporte público y cómo muchas veces lo "cooperativo" reparte ganancias y no responsabiliza a nadie por las pérdidas. Con el pasar de los días, a través de la prensa y las redes sociales, se han visto, leído y escuchado manifestaciones de los diversos actores, que me dejan muy preocupado.

Pareciera que lo único que importa es "salvarme yo" sin importar lo que le pase a los demás (o a los usuarios del servicio público que brindo). Lo importante es mantener el "statu quo", aumentándole la rentabilidad si se puede (y si hay que subir tarifas, lo hacemos, total nadie se queja ¿?).

Compañerismo, solidaridad, empatía... ¿se olvidan algunos de estas palabras cuando aparece "Don Dinero"? Realizando acusaciones entre los propios "compañeros" (no voy a repetir expresiones que me parecen muy lamentables), no ayudan a buscar las soluciones de fondo. Soluciones que son no solo para ellos, sino también para los usuarios y usuarias del sistema.

La frase "el transporte público no es rentable, necesito subsidios o subas de tarifas", repetido tantas veces como un mantra, se está cayendo a pedazos ante las evidencias. Plata hay y mucha, por eso esos ataques tan furibundos, esas defensas corporativas, esos apetitos ante la desgracia del otro y la posibilidad de quedarme con una porción más grande de la torta...

Asco me da... no me sale otra palabra.

¿Y las autoridades? Como el mejor de los toreros, evitan agarrar al toro por las astas y lo dejan pasar mientras nos dan muy políticas declaraciones, para que parezca que se están ocupando... ¡Acá se prometieron cambios, se prometió ir hasta el hueso, se dijo que se acababan los privilegios, que el centro volvían a ser los usuarios y las usuarias! Bla, bla, bla, bla, bla...

¿Luego de toda esta batalla, qué quedará en pie? ¿Habrá un ganador? Si el ganador no son los usuarios y las usuarias, estaremos ante un fracaso estrepitoso. Dicen que toda crisis viene precedida de un período turbulento... ojalá sea lo que estamos viviendo en estos días, ojalá...

Desde ya pido disculpas si mis palabras son duras, pero espero que entiendan que no juzgo a las personas, sino a sus actitudes.

Reitero lo dicho en anteriores artículos: hasta que todos y todas no seamos convocados a un debate serio y sincero sobre la movilidad en el área metropolitana, olvídense de cambios de verdad, de medidas que beneficien a todos y a todas y no a los mismos de siempre.

Me bajo en la que viene, nos vemos en el siguiente viaje.


Mauricio Silvera


Cuando lo de todos no es de nadie (enero de 2016)

Terminamos el año con el transporte público nuevamente en el "ojo de la tormenta". Y no faltaron los ingredientes ya habituales: una empresa en dificultades financieras (y otras que están por entrar en la misma situación), un paro sorpresivo, declaraciones muy políticas (sin soluciones concretas), intenciones de revisar el sistema, enfrentamientos entre los trabajadores (parece que no son todos "compañeros") y de éstos con los usuarios y usuarias.

¿Era evitable lo de RAINCOOP?: Sí y no.

Sí, porque se sabía, hace tiempo, que se iba irremediablemente a terminar como se terminó, pero solamente en este momento el tema saltó a la opinión pública (cuando ya era tarde para muchas cosas). Acá hay varias culpas compartidas: de las autoridades que no ejercieron su rol de contralor (¿para evitar los costos políticos?), de los trabajadores (que no supieron pedir ayuda a tiempo, que no asumieron sus errores y esperaron una "salvación" que al final apareció, pero de la cual aún no se tienen certezas) y del BROU, tan generoso en dar crédito a otros emprendimientos (por mucho mayor monto del que le negó a RAINCOOP) y que no tuvo el suficiente tacto de citar a todos los actores antes de tomar una decisión tan radical.

No, porque los cambios que el sistema de transporte de Montevideo requieren siguen sin concretarse. Se habla de un nuevo Plan Director para el año 2016... pero los problemas van a seguir apareciendo mientras no se tomen medidas inmediatas y de fondo. Claro que esto choca contra intereses económicos (muy fuertes) y políticos. No nos cansaremos de decirlo: hasta que no se vuelva al origen del sistema, que es lograr una movilidad ágil, puntual y ordenada de los habitantes de Montevideo, que responda a sus intereses y no a los de un grupo en particular, los problemas seguirán ocupando los titulares de los medios.

Espero que este año que comienza, sea de realizaciones concretas, de un gran pacto de movilidad entre todos los actores, de un cambio radical y absoluto a todo nivel. El año pasado, a esta misma altura, ponía zapatos gastados a los Reyes Magos. Estaban así por todo lo que había tenido que caminar por los paros. Un año ha pasado... y tuve que comprarme zapatos nuevos. Me bajo en la que viene, nos vemos en el siguiente viaje. ¡Feliz año nuevo!

Me bajo en la que viene, nos vemos en el siguiente viaje.


Mauricio Silvera


De necios y sordos (diciembre de 2015)

Desde que comenzamos con la aventura de este Sitio Web, el tema del transporte público ha estado en la opinión pública. Últimamente se ven por fin enfoques basados en las necesidades de sus usuarios y usuarias, y no solo desde las empresas y su rentabilidad. Ya desde la pasada campaña política a las elecciones Departamentales y Municipales, los distintos candidatos coincidían en el diagnóstico y propusieron varias soluciones (algunas que ya se sabían vacías de contenido y otras innovadoras).

¿Qué ha pasado? Que temas como la aparición de UBER, que repercute directamente en “el negocio” presionaron para, que ahora sí, se tomen las medidas que se venían pidiendo hace años (quitar la mampara de los taxis y el efectivo de las unidades, más lugares para recargar la tarjeta STM, control efectivo de horarios y calidad del servicio, etcétera).

¿No alcanzaba con lo que los usuarios y usuarias manifestaban a diario por todos los medios a su alcance? No, solo cuando se toca el bolsillo se acuerdan de que son empresas de servicio público. Y los políticos no se han quedado atrás: poco importa si la radio está a alto o bajo volumen cuando se viaja como ganado en horas pico (y para eso ya adelantaron que no habrá soluciones porque “encarece al sistema”). Tampoco el precio de los pasajes (¿a usted le hicieron alguna encuesta para preguntarle sobre el tema? A mí tampoco…).

Y me salgo del tema del transporte público y me voy a las empresas de cualquier clase en este país (privadas o públicas). ¿Cuántas trabajan pensando en su clientela? ¿O piensan más en cómo obtener más y más rentabilidad? “A toda empresa, más tarde o más temprano le llega su UBER” leí por ahí en un artículo. Y concuerdo totalmente, al igual que otro que decía que las empresas en Uruguay no están pensando en enfocarse en sus usuarios y usuarias, y después pasan las cosas que pasan.

Con la llegada de las redes sociales, se han multiplicado los canales para que un usuario o una usuaria desconforme con una empresa se exprese y esa queja llega a miles y miles de potenciales clientes de la misma. Si una empresa no sabe escuchar todo eso e implementa cambios, muy poco futuro le veo (aunque sea monopólica como ya lo estamos viendo).

Los consumidores y consumidoras vamos a seguir expresándonos y lo vamos a hacer cada vez más fuerte. Es un proceso que no tiene marcha atrás y es a nivel mundial. Exigimos calidad por lo que pagamos y respuesta rápida y justa ante cualquier problema. Queremos empresas que no sean sordas… y mucho menos necias…

Aprovecho estas líneas finales para dejar un mensaje en estas Fiestas que ya están comenzando. Agradecer el enorme apoyo y difusión que nos han dado durante este año ustedes, las empresas, movimientos sociales y anunciantes. Muy especialmente a la familia y amigos, que han soportado las horas que lleva este emprendimiento.

Cuando lo planificamos, pensamos al 2015 como un año de seguir creciendo y dándonos a conocer. Creemos que el objetivo fue logrado, pudiendo participar en varios eventos y ampliando los contactos y redes. Nos hemos hecho un lugarcito en la discusión y ha sido un logro de todos y todas.

Hemos recibido apoyos inesperados y también algunas zancadillas. Todo ha servido para aprender y seguir mejorando. Terminamos el año consolidados, incorporando un portal de noticias y un ciclo de entrevistas exclusivas. Mucho trabajo hay por delante todavía, pero las ganas están intactas y el compromiso por lograr relaciones de consumo y servicios mejores, más firme que nunca.

Me bajo en la que viene, nos vemos en el siguiente viaje.


Mauricio Silvera


¿Y si UBERIZAMOS los taxis? (noviembre de 2015)

La verdad, no pensé que UBER intentara instalarse en el Uruguay. La fuerte regulación que existe (la cual no solo restringe, sino que penaliza al transporte de pasajeros por fuera del sistema regulado) y los intereses corporativos (que no tardaron en salir) muy influyentes en las autoridades políticas, me parecían un obstáculo insalvable (y de hecho lo está siendo).

Pero UBER llegó y el tema del transporte público está (por suerte) en el tapete y cuestionado desde todos sus aspectos, con un fuerte énfasis en sus usuarios y usuarias.

Desde el punto de vista jurídico, hay que respetar las leyes existentes y si hay que "aggiornar" alguna, que se haga pero respetando los derechos y obligaciones ya adquiridos. Pero que esto no desconozca que el Transporte Público es un Servicio Público, el cual debe su razón de ser a darle movilidad a la población, con rapidez, eficiencia, limpieza, buen trato y precio adecuado.

Claro, cuando todo lo anterior no se cumple... el derecho al reclamo es más que justo. Y si aparece alguien que nos promete un mejor servicio en todos los aspectos y nos entusiasma, no es culpa de los usuarios y usuarias, sino de quienes prestan el servicio sin preocuparse por quienes transportan.

Párrafo aparte para las soluciones tecnológicas para facilitar acceder a algún servicio. No podemos negar la tecnología porque sí, no son "paracaidistas" que vienen a sacar parte de la tajada, sino que prestan un servicio que las empresas (por infraestructura, tiempo o desinterés) no quieren prestar. ¿Qué culpa pueden tener por esto? ¿No han ampliado las ventas de los restaurantes o hasta de los propios taxis? Todo lo que acerque a las empresas con sus clientes y clientas debería ser tomado en forma positiva y un desafío a prestar un mejor servicio todavía.

"Hecha la ley hecha la trampa" dice el dicho y más tarde o más temprano seguirán apareciendo aplicaciones. Legislar una y otra vez, sin primero atacar a los problemas de fondo ni consultar con todos los involucrados no parece ser la mejor solución.

En el pasado encuentro de Ciudades Inteligentes para la Inclusión, celebrado en la IM, se presentó la experiencia de la ciudad de Rosario (de tamaño y sistema de transporte muy similar a Montevideo). ¿Qué hicieron para solucionar sus problemas? Convocaron a un "Pacto de Movilidad" ente Gobierno, Empresas y Sociedad Civil. ¿Es tan difícil hacer esto en Uruguay?

Mientras pensaba en estas cosas, vi las "recomendaciones" que les están dando a los choferes que trabajen para UBER:

  • Abrir la puerta de ser posible
  • Consultar al pasajero la ruta preferida
  • Ofrecer golosinas
  • Ofrecer WI-FI o lectura
  • Ofrecer cargador eléctrico
  • Ofrecer aire acondicionado
  • Consultar por estación de radio preferida
  • Una vez en el sitio de solicitud esperar al usuario 10 minutos
  • Llamar al usuario antes de cancelar el servicio
  • Mantener el auto limpio y usar vestimenta apropiada
  • Ser amable y servicial con el usuario
  • Conducir responsablemente y respetar la seguridad vial

¿Ahora entienden el por qué del título?

Me bajo en la que viene, nos vemos en el siguiente viaje.


Mauricio Silvera


Subsídiame que me gusta (octubre de 2015)

Tras el último aumento en el precio del boleto en casi todo el país (el cual coincidió con la presentación de las Rendiciones de Cuentas Departamentales y el armado de la Ley de Presupuesto Nacional), se escucharon varias voces pidiendo la revisión de los elementos que componen las paramétricas.

Uno de los más polémicos es el costo de los “subsidios”. ¿En qué consisten? Son transferencias de dinero hacia las empresas de transporte (en algunos casos millonarios en dólares), por parte de organismos del Estado (Intendencias, Ministerio de Economía, Ministerio de Transporte, BPS, etc.) para pagar el costo del boleto de determinados grupos de pasajeros y pasajeras (en algunos casos totalmente y en otros parcial).

¿Quiénes actualmente tienen derecho a estos subsidios?:

  • Estudiantes (en 3 categorías: Gratuito, A y B)
  • Jubilados (en 2 categorías: A y B y en algunos departamentos gratis)
  • Maestros/as y profesores/as (Gratuito menos en Montevideo)
  • Trabajadores/as del transporte (Gratuito)
  • Discapacitados (Gratuito)
  • Ediles de las Juntas Departamentales (Gratuito)
  • Integrantes de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial (¿lo usarán?)
  • Carteros (Gratuito)
  • Policías, bomberos y militares (gratuito)

Desde ya disculpas si me olvido de algún grupo… ¡caramba, que le pagamos el boleto a mucha gente eh!

Para las empresas, los montos que reciben (en diferido, demorando a veces varios meses entre su liquidación y su efectivo cobro) les son cruciales para enfrentar sus costos operativos. Y acá comienza el primer error.

Un verdadero subsidio debería cubrir el costo real (sin ganancias o costos que no corresponden) de los viajes correspondientes y ser pagado dentro del mismo mes en el que se dan. De lo contrario se está creando una “calesita” que genera las situaciones angustiantes que se dan actualmente en muchas empresas.

¿A quién hay que subsidiar? Esta ha sido una definición estrictamente política y no estaría del todo mal, si no afectara el costo del boleto para el resto de los usuarios/as. Si es un subsidio que da el Estado, que solo lo pague el Estado.

¿Qué objetivo se persigue con el subsidio? Se dice que es favorecer a ciertos sectores, para los cuales el poderse movilizar diariamente es vital y el costo puede volverlo prohibitivo. ¿Entonces por qué los docentes en Montevideo no pueden acceder al mismo? ¿Se favorece realmente a los sectores de menos ingresos? ¿Es muy caro para un trabajador del transporte pagar boletos todos los días? ¿Y para un Edil? ¿Todos los alumnos que van a la enseñanza pública están en dificultades económicas? Creo que el sistema como está planteado ahora es injusto y deja afuera a muchas personas a las que se las podría ayudar.

Primero deberíamos saber cuánto dinero están dispuestos a usar los organismos del Estado para subsidios. Luego definir criterios claros y reales para otorgarlos a ciertos colectivos, pero que cumplan ciertas condiciones de ingresos mensuales de sus núcleos familiares. Y si no da para todos, o se hace sorteo o se subsidia en menor porcentaje. ¿No sería lo mejor? ¿Quién se anima a asumir el costo político?

Me bajo en la que viene, nos vemos en el siguiente viaje.


Mauricio Silvera


¿El boleto otra vez? (setiembre de 2015)

Luego de varias idas y vueltas, se confirmó un nuevo aumento en el precio del boleto en Montevideo, en Canelones, en los servicios suburbanos, los interdepartamentales y tasas de embarque.

¿Qué decir que no se haya dicho? Las autoridades presentando justificaciones con muchos números y estadísticas, que no hacen más que reflejar lo mal que se está gestionando al transporte público desde sus comienzos. Los políticos acarreando cada uno el agua para su molino, con manifestaciones demagógicas y poquísimas propuestas reales. Los trabajadores defendiendo sus justos reclamos salariales y los usuarios y usuarias echándoles la culpa, lo que ha aumentado el clima de tensión que se vive en los viajes.

Esto último es un gravísimo error en el que nos quieren hacer caer a trabajadores/as y usuarios/as. Todo trabajador tiene derecho a cobrar un sueldo apropiado por el trabajo que realiza. Tanto manejar en las calles de Montevideo, como tratar con un público cada vez más falto de valores de respeto, cultura y empatía, son tareas desgastantes que deben ser justamente compensadas. Claro que esto no da derecho a ejercer con el pasaje lo mismo que se recibe, como lamentablemente se ve a diario (es justo decir que no son la mayoría).

¿No debemos reclamar entonces? NO, todo lo contrario. El transporte público es un servicio esencial (dejando de lado decretos y una discusión que podemos darla más adelante), dado que la movilidad es también un derecho humano. La suba del boleto impacta, aunque sean $2 impacta y sobre todo en los sueldos más sumergidos. Se dice que el precio del boleto es en realidad la mitad porque es de una hora si se saca con la tarjeta. Las propias cifras de la IM muestran que la mayoría de los boletos son “comunes”, por lo que este argumento cae por sí solo. Pagar más por el mismo servicio, sin ninguna mejora, es solo más de lo mismo.

¿Se puede mejorar al transporte público? Claro que sí, las soluciones están desde hace más de 60 años. Los políticos deberían hablar menos y trabajar más, tomando las decisiones que hay que tomar sin importar las presiones y el costo. Las empresas reconocer que no se puede lucrar con un servicio público. Los trabajadores que son servidores y que su razón de existir es el pasaje que trasladan. Y nosotros pasajeros y pasajeras, volver a esos valores de respeto, cultura cívica, limpieza y sana convivencia. ¿Utopía? No digan que no lo dije.

Me bajo en la que viene, nos vemos en el siguiente viaje.


Mauricio Silvera


¿Por qué decimos “¡Gracias!”? (agosto de 2015)

Hace pocas horas, se superaron las 26.000 visitas en nuestro sitio web www.quejese.com.uy. También estamos a punto de llegar a los 700 “Me Gusta” en la red social Facebook y a los 1.600 “seguidores” en la red social Twitter.

Decir que todo esto ha superado nuestras expectativas, nos queda corto, ya que no pensábamos llegar a esa cifra en menos de dos años.

Claro que no habría sido posible sin ustedes: difundiendo, compartiendo, participando, sugiriendo, criticando, aportando, polemizando, haciendo propia esta iniciativa, no solo en las redes sociales. Esto último pudimos comprobarlo en las “volanteadas” que realizamos en Montevideo, dándonos a conocer para mostrar la seriedad del proyecto y que apostamos también a la comunicación “a la antigua”: mano a mano y con el respeto que todos y todas nos merecemos.

¿Es positivo que tantas personas participen en un sitio web que se llama “quéjese”? Aunque no lo parezca: Sí. Porque apostamos a la queja activa, la que no solo expresa un malestar, que no lo hace “al vuelo”, sino directo a los responsables, para que tomen las medidas correspondientes. Es un cambio cultural, el cual vemos con gran satisfacción que de a poco se va dando y es por eso que nos alegra contar cada día con más y más personas dispuestas a ello.

También las empresas merecen nuestro agradecimiento, ya que de a poco van entendiendo que la queja activa no es algo negativo, sino la oportunidad que da el consumidor de que la misma mejore sus servicios, cambie actitudes o políticas, escuche mejor a sus consumidores y consumidoras.

Aquella empresa que no reciba quejas activas, está condenada a fracasar, por más campañas de Responsabilidad Social Empresaria que implemente. La imagen número uno de una empresa, es la forma en la que presta sus servicios y cómo responde ante las quejas que recibe.

También se les han hecho sugerencias y reconocimientos a las empresas, demostrando que sus consumidores y consumidoras tienen la madurez suficiente para reconocer lo bueno que hacen y la iniciativa para aportar ideas para recibir una experiencia aún mejor de las mismas.

¡¡Gracias a todos y a todas!! ¡¡Sigámonos haciendo escuchar!!

Me bajo en la que viene, nos vemos en el siguiente viaje.


Mauricio Silvera


¡¡¡Taxiiiiiiiiiiiiiiiii!!! (julio de 2015)

“Obreros del volante”, “taximetristas”, “tacheros”, “taxistas”, “el tasssii”… Muchas formas de referirnos a lo mismo, a un medio de transporte tan particular como diverso. Dicen (y es cierto) que la mejor manera de conocer a los habitantes de una ciudad (o hasta de un país) es viajar en sus taxis. Miles de horas durante muchos años haciendo (a veces sin nuestro consentimiento) de psicólogos, confidentes, consejeros o hasta de médicos…

Gremio que no es ajeno a las quejas sobre el servicio prestado por algunos de sus integrantes, la mayoría de las cuales tienen larga data: maltrato, falta de higiene, radio a todo volumen, maniobras en el tránsito temerarias (a diario se los ven realizando vueltas en U en las principales avenidas), “no tengo cambio recién empecé el turno”, “¿por dónde lo llevo?”, “soy nuevo y no conozco mucho la ciudad”, una tarifa cuya paramétrica está poco clara y siempre ajusta al alza (situación aún más marcada fuera de Montevideo, con tarifas hasta un 43% más caras), poco espacio por culpa de la mampara, lobby político, etcétera.

Tampoco es ajeno a los reclamos de sus trabajadores: jornaleros con turnos de 12 horas (o más), sin el debido descanso para manejar un vehículo en medio del caos en el que se ha convertido el tránsito y muchas veces librando verdaderas batallas con ómnibus, motos y ciclistas.

Pero hoy quiero referirme a un par de “mañas nuevas”, que se están dando por la llegada de nuevas tecnologías, que se supone sirven para mejorar el servicio, que como usuarios y usuarias recibimos.

Las nuevas aplicaciones para teléfonos inteligentes, que permiten solicitar un taxi, simplificaron y ahorraron tiempos de espera, abarataron costos para las empresas y hasta les dieron más elementos de seguridad a los trabajadores. La pionera fue EasyTaxi, la cual tuvo que enfrentar a la Patronal del Taxi en pleno, a pesar de que los usuarios y usuarias estábamos encantados con el servicio (caso que terminó con una sanción económica a la Patronal como informamos hace unas semanas).

Uno de los argumentos esgrimidos por Oscar Dourado (presidente desde hace muchos años de la Patronal del Taxi) era que se trataba de una aplicación extranjera que al principio sería gratis y luego empezaría a cobrar por el servicio. Parecía una simple presión al poder político, para favorecer a la aplicación que creó la propia Patronal del Taxi (VoyEnTaxi), para competir con EasyTaxi. El tiempo le dio la razón al Sr. Dourado, ya que hace unas semanas, EasyTaxi le cobra a cada taxista $5 por cada viaje concretado a través de la aplicación.

Pues bien ¿qué hacen algunos taxistas?: trasladan el costo a los pasajeros. Podrán dar mil y un argumentos para hacerlo, pero no me van a convencer. Si EasyTaxi le cobra al taxista, es éste el que debe pagar y no el pasaje. Y también podría dar muchos argumentos para respaldar esto, pero me centro en el principal: la normativa vigente. En ella claramente se establece que el precio que se paga es la “bajada de bandera” más las fichas que haya insumido el viaje. Por lo tanto, cualquier otro costo que se quiera cobrar no está amparado por normativa alguna, en otras palabras: no es legal y mucho menos obligatorio.

Otro tema que vuelve al debate: “el cero ficha”. En su momento, fue un gran beneficio para los usuarios y usuarias del servicio, por el abaratamiento del mismo y las mayores garantías que brindaba. Sin embargo parece que algunos taxistas han olvidado esto ¿por qué lo digo? Porque cuando aceptan el viaje solicitado, a través de alguna de las aplicaciones para celuares, bajan la bandera en ese momento, llegando con varias fichas a levantar al pasaje. ¿Cuántas fichas? Las que quiera el taxista, porque los posibles pasajeros tampoco pueden rechazar el viaje ni saber el recorrido que hará para llegar a levantarlos.

Si pido un taxi llamando por teléfono, viene siempre con “cero ficha”, si uso alguna aplicación… depende del taxista. ¿Estamos avanzando o retrocediendo? Lo más preocupante es que en la campaña para las intendencias ningún candidato en ningún departamento habló de revisar tarifas y mayores controles al servicio de taxis. No se está defendiendo a quienes sí trabajan con honestidad, gran sacrificio, vocación de servicio… y mucho menos a los usuarios y usuarias.

En otras ciudades del mundo es mucho más económico viajar en remise que en taxi. ¿Vamos camino a eso? ¿Para cuándo el debate sobre el servicio de taxis entre todos los actores y con representación también de los usuarios y las usuarias? ¿Se comprenderá algún día la diferencia entre “viveza criolla” y “avivada”?

Me bajo en la que viene y me voy hasta la parada de taxis (moneditas en mano como corresponde), nos vemos en el siguiente viaje.


Mauricio Silvera


Verdades de “La Biblia” (segunda parte) (julio de 2015)

Como les había prometido en el anterior capítulo de este mismo tema, conseguí y leí el segundo tomo de “La Biblia del transporte urbano” del Dr. Mario Luis Pienovi.

Además del montón de efemérides que iremos compartiendo en las redes sociales en los próximos meses, aprendí un montón de los muchos cambios que tuvo el servicio de transporte público, desde comienzos de los años noventa del siglo XX hasta nuestros días.

Por ejemplo, cómo la herencia de la mala gestión de AMDET, se trasladó a las cooperativas que la sucedieron (y en parte se ha prolongado hasta nuestros días), con falta de mantenimiento adecuado de las unidades y poca recaudación por tener las líneas menos rentables. De esta manera se redujo la cantidad de empresas hasta llegar a las que tenemos en la actualidad. También esto arrastró a los trolleys, un medio de transporte al que tarde supimos reconocer.

En todos estos años se han sucedido los gobiernos y muchas cosas siguen igual, con empresas con una posición hegemónica y otras que sobreviven a duras penas. El servicio hacia los usuarios y usuarias ha mejorado, pero aún quedan cosas por ajustar, en temas básicos como limpieza, buen trato y puntualidad.

Capítulo aparte para nuestra idiosincrasia como pasajeros y pasajeras, rechazando los trasbordos (si el ómnibus nos deja en la puerta de casa mejor), muchas veces maltratando al personal de los ómnibus y a los demás pasajeros, ensuciando o rompiendo las unidades… También hay mucho para avanzar en este campo.

Es que un sistema de transporte de calidad implica un trabajo conjunto de todos y todas, un compromiso serio asumido con responsabilidad y respeto por el prójimo, lo que a la larga es también respetarnos a nosotros mismos. Y no lo digo solo yo, lo dice también “La Biblia”.

Me bajo en la que viene, nos vemos en el siguiente viaje.


Mauricio Silvera


El rol del guarda (junio de 2015)

Prácticamente desde los comienzos de los servicios de transporte público, las empresas contaban con un funcionario para auxiliar al conductor. En el caso de los tranvías ingleses, eran elegantes señores de guante blanco que ayudaban en el ascenso y descenso y cobraban los boletos. Incluso se daba una relación muy cercana con el pasaje (en esa época no había paradas, los tranvías se detenían donde se lo solicitara y más de una vez el guarda bajaba e iba a tocar timbre en la casa de algún “dormilón” para que se apurara y subiera).

El crecimiento de la ciudad y la masificación del transporte público, de a poco fue poniendo distancias y los guardas se convirtieron (como hasta la fecha) en los receptores de las quejas de los usuarios y usuarias.

Los tiempos empezaron a cambiar y, frente a las primeras crisis económicas, empezaron a verse los primeros coches sin guarda. La empresa COME fue pionera en este sentido, justificando el ahorro que esto significaba para su comprometida economía. Las demás empresas se mantuvieron al margen de esta iniciativa, hasta que mediada la década de los 90 del siglo pasado, empezó a no ser suficiente el subsidio que la Intendencia les daba a las empresas y éstas solicitaron poder bajar sus costos en recursos humanos.

De esta manera se empezaron a ver (acuerdos con los sindicatos mediante) cada vez más coches con conductor-cobrador. La aparición del STM y la tarjeta inteligente facilitaron aún más este proceso, de tal manera que hoy hasta nos acostumbramos a pedirle el boleto al conductor y muchas veces ni vemos al guarda o a la guarda, porque también estos tiempos permitieron que las mujeres despeñaran dicha función, en la mayoría de los casos con gran simpatía.

Hoy la mayoría de las voces hablan de seguir con el proceso de la eliminación de la figura del guarda y hasta de cobrar el boleto en el ómnibus. Más allá de los beneficios que esgrimen para tal argumento, quisiera dar mi opinión al respecto.

Con el aumento del parque automotor y con la muy poca preparación con la que muchos conductores circulan (sobre todo en moto o bicicleta), circular por la ciudad se ha convertido en un arte y hacerlo durante varias horas una gran fuente de estrés. Estudios han comprobado que el nivel de desgaste mental de un conductor que debe manejar, cobrar boletos, controlar que hayan bajado los pasajeros para cerrar las puertas, ocuparse de alguna eventualidad que ocurra y prestar atención al timbre (sumado esto a la radio y lamentablemente también al celular) es altísimo y sus reflejos y atención se resienten fuertemente. Esa es una de las mayores causas de los accidentes de ómnibus en la actualidad.

Además ante tal nivel de estrés, es más que razonable el mal humor y a veces las respuestas intempestivas que recibimos los pasajeros y pasajeras. También he visto que ante cualquier inconveniente demoran en salir de su puesto porque tienen que guardarse todo el dinero para evitar que un descuidista los robe.

¿Qué propongo? Más guardas, muchos más guardas, pero en un rol más adecuado a las necesidades actuales:

  • Mientras no se universaliza la recarga de la tarjeta STM o se prohíbe pagar con efectivo dentro del ómnibus, cobrar el boleto. Pero no solo hacerlo sino también ordenar a las personas dentro del ómnibus en función de su destino, para que sea ágil el descenso por la puerta trasera cuando es posible.
  • Brindar información sobre todas las líneas de todas las empresas, tener disponible los horarios en tiempo real (en tablets conectadas a la página de la Intendencia o a aplicaciones similares). Sería deseable que tengan nociones básicas de inglés y portugués, para atender mejor a los cada vez más numerosos turistas que nos visitan.
  • Cuidar que los pasajeros respeten las normas de convivencia y reaccionar decididamente ante excesos que se puedan dar. Y que también dé el ejemplo en ese sentido.
  • Tener nociones de primeros auxilios y de RCP (Reanimación Cardiopulmonar) por si ocurre algún incidente.
  • Ayudar siempre en el ascenso y descenso de personas con dificultades para hacerlo por su edad o condición.
  • Recibir los comentarios o sugerencias de los pasajeros y pasajeras e informarles en dónde canalizarlas formalmente.

En suma, quiero guardas que no estén “atornillados” a su asiento (tampoco que estén todo el tiempo de pie). Que recorran el ómnibus buscando la mejor experiencia de viaje para todos y todas. Que sean la real cara visible de lo que las empresas quieren brindar como servicio.

Se me puede objetar que es un costo prohibitivo… pero ¿acaso no sería más atractivo para la gente viajar con un servicio parecido al de una empresa de turismo internacional? ¿No aumentarían los viajes? Solo eso pagaría la inversión, que serviría para cumplir cabalmente con lo que un Servicio Público debe hacer.

Me bajo en la que viene, nos vemos en el siguiente viaje.


Mauricio Silvera


Un año de “Queja Activa”… (mayo de 2015)

En esta edición especial por nuestro primer aniversario, no nos parece redundante volver a agradecer a todos y a todas por el apoyo a esta iniciativa.

Cuando se concibieron estos informes, pareció una buena idea acompañar a los números con un espacio de opinión, muy personal, sobre los servicios que recibimos de las empresas uruguayas. Con gran responsabilidad asumí esta tarea, tratando de ser lo más ameno posible pero sin dejar de marcar con respeto mi forma de pensar.

A un año de comenzar, estas columnas han tenido una buena recepción, tanto en la coincidencia como en la discrepancia y eso es una primera cosa a agradecer. Y el que lo haya tenido en la heterogeneidad de lectores a los que ha llegado (autoridades, empresarios, usuarios y usuarias, prensa, actores sociales) me llena de orgullo y me hace redoblar el compromiso.

Cada vez somos más los que nos sumamos a la movida de la “queja activa” entendida no como un insulto motivado por un enojo circunstancial, sino como un puente de diálogo para mejorar lo mejorable.

Como lo he repetido muchas veces en este año, una queja no es algo negativo, sino una oportunidad brindada por un cliente o una clienta, que desea obtener de la empresa una mejor experiencia. Si no lo creyera posible, directamente no gastaría su tiempo en expresar su incomodidad.

Así lo van entendiendo de a poco también las empresas, que en este país están muy poco acostumbradas a los reclamos formales, respetuosos y fundados. El saber escucharlos y entender la razón de la incomodidad, es lo que las va a ayudar a ser mejores empresas. No hay mejor campaña de marketing o de responsabilidad social empresarial, para una empresa, que ser la mejor respondiendo a los reclamos. Y si no recibe ninguno, es un serio motivo para preocuparse.

También quejese.com.uy ha sido receptor de reconocimientos formales a las empresas, dando el justo balance a las cosas y demostrando que las capacidades de brindar un servicio de excelencia están presentes.

Seguiremos (esperamos que un año más por lo menos) dando nuestra opinión “desde el fondo”, con respeto y un poco de humor, pero sin dejar de decir lo que hay que decir. Me bajo en la que viene, nos vemos en el siguiente viaje.


Mauricio Silvera


Verdades de "La Biblia"... (abril de 2015)

El desarrollar este proyecto también implica dedicar tiempo a la investigación. En ese marco tomé conocimiento de un trabajo realizado por el Doctor Mario Luis Pienovi en el año 2009 y que se llama “La biblia del transporte urbano”.

Se trata de una obra de más de 600 páginas, en dos tomos, que abarca desde los primeros servicios de carros tirados por caballos en los orígenes de Montevideo, hasta los comienzos del STM.

Estando pendiente la lectura del segundo tomo (que abarca de la década del 70 hasta nuestros días), fue muchísimo lo que pude aprender, no solo de la historia, sino de las razones que llevaron a crear las diferentes empresas y cooperativas de transporte colectivo.

Recorridos que se mantienen desde hace más de 70 años (cuando la ciudad era otra), soluciones que ya se pensaban entonces (un corredor en la Av. Garzón, un tren por el cantero central de Av. Italia, un metro, líneas rápidas hacia el Centro) y cómo las diferentes presiones e intereses empresariales y políticos nos llevaron a la realidad actual.

Un capítulo aparte es la razón del comienzo del servicio de ómnibus; competencia nacional (aunque la mayoría eran inmigrantes) contra los tranvías ingleses, que eran “lentos, sucios e ineficaces”… Parece que el invento se devoró al inventor ¿no?

También se habla de algunos empresarios del transporte que, moviendo influencias políticas, lograron una posición dominante en el sistema, obteniendo las líneas más rentables y dejando las otras a la Intendencia y las Cooperativas. Parece que el “modus operandi” no ha cambiado con el tiempo…

Los heroicos pasajeros y pasajeras de entonces se hicieron oír en sendos plebiscitos que lograron bajar en boleto en varias oportunidades (¡¡y sin redes sociales!!).

En tiempos en los que los diferentes candidatos y candidatas a la Intendencia de Montevideo y sus asesores y asesoras hacen propuestas para mejorar al sistema de transporte público, no estaría mal recomendarles que leyeran los dos tomos del libro, para evitar “soluciones” que hace años está demostrado que no funcionan y que hasta que no se ponga el foco principal en los usuarios y usuarias, ninguna mejora será tal. No lo digo solo yo… lo dice “La Biblia”.

Me bajo en la que viene, nos vemos en el siguiente viaje.


Mauricio Silvera


Así no avanzamos juntos... (marzo de 2015)

El comienzo del año 2015 se caracterizó por los aumentos de casi todos los servicios y tarifas. Todos se publicitaron y generaron su correspondiente polémica, opiniones político-partidarias, convocatorias a marchas (de nulo resultado), etc.

En el medio de todo esto, ANTEL aparecía como la única empresa pública que no había realizado ajuste alguno. Gran error, quienes recibieron la factura de los servicios de internet, pudieron comprobar que la misma había aumentado desde el primero de enero.

¡¡¡El porcentaje del aumento se situó en un 19,34%!!!

Realicé la consulta a ANTEL, dado que al ser más del doble del mayor ajuste que se hizo en el resto de las empresas (el 9% de OSE), me llamaba poderosamente la atención, y también el hecho de que no se publicitara dicho aumento.

Se me respondió que el aumento había sido fijado en ese porcentaje por el Poder Ejecutivo “para hacer caja”. La respuesta a mi consulta sobre por qué no lo publicitaron y por qué sigue estando el tarifario de Octubre de 2014 en su página web todavía no ha llegado (“la estamos analizando” me han contestado).

En el caso de UTE, todos nos enteramos que la propuesta de aumento fue una y que el Gobierno aumentó ese número. Podremos estar o no de acuerdo, pero la conducta de UTE para con sus clientes fue totalmente clara y publicitada.

¿Por qué ANTEL no pudo (o no quiso) hacer lo mismo?

Más allá de la competencia comercial es una Empresa Pública y como tal debe informar con transparencia y oportunidad a todos los ciudadanos, y más en este tipo de cuestiones tan sensibles.

La relación de confianza entre una empresa y un cliente se basa en informar siempre, e informar la verdad, aunque esta no sea del agrado del mismo. Y una vez que la confianza se rompe, es muy difícil recomponerla.

Como en la vida misma, si no hay confianza, si no hay sinceridad, si no hay respeto, si no hay respuestas… No me pidas después que “avancemos juntos”.

Me bajo en la que viene, nos vemos en el siguiente viaje.


Mauricio Silvera


Y subió el boleto nomás... (febrero de 2015)

En nuestro anterior encuentro les hablaba de la inminente suba del precio del boleto, salvo que una decisión política lo postergara. Pues bien, la decisión política fue la de adelantar dicha suba, porque no queda simpático que asuma un nuevo presidente y al otro día suba el boleto. En el medio las excusas y razones que han escrito en todos los medios, pero no se puede “tapar el sol con el dedo”.

Y también esto disparó la polémica en la campaña electoral municipal, en la cual se está prometiendo mucho (reciclando ideas viejas), pero poco se está explicando cómo hacerlo o qué se va a dejar de hacer para contar con los recursos necesarios.

Lo interesante es que ahora sí se dice completamente la verdad: el principal disparador del aumento es el ajuste de los sueldos de los trabajadores del sector (aumento mayor que la rebaja del combustible que algunos quisieron usar como argumento para que el boleto bajara).

Nuevamente aclaro que el espíritu no es enfrentar a trabajadores entre sí, sino demostrar cómo se hace “la más fácil” para mantener al sistema sin cambios, trasladando los aumentos de costos a los usuarios.

¿Si para el próximo convenio colectivo (el actual tiene vigencia hasta el 31/08/15 sin más aumentos) los trabajadores consiguen que les aumenten el sueldo cada 3 meses, también aumentará el boleto con esa frecuencia? Por cómo se están manejando las cosas, sería lo más probable…

¿Por qué? Porque estamos en un círculo vicioso, en el cual para no dejar a ningún trabajador en la calle se hace la vista gorda en cuanto a cómo están las finanzas de las empresas, sin condicionarles el subsidio que reciben a que trabajen en serio para ser las empresas rentables que todos sabemos que son (sino no se explica que una cuarta parte de un ómnibus valga lo que vale). Total, los usuarios pagamos todo, aún sin mejorar frecuencias, limpieza y puntualidad.

En setiembre del año pasado, aumentaron primero las tarifas de los recorridos suburbanos e interdepartamentales y a las corridas un viernes de tarde salió el aumento en los servicios urbanos (otro botón para la muestra de lo mal que está planificado todo). Ahora se dio al revés. Si usted usa habitualmente los servicios interdepartamentales o suburbanos, vaya sacándose un abono…

Me bajo en la que viene, nos vemos en el siguiente viaje.


Mauricio Silvera


La rebaja que no será (enero de 2015)

En medio del vértigo de los últimos días del año, una noticia comenzó a cobrar fuerza. El precio del petróleo a nivel internacional se desplomaba diariamente, con variadas consecuencias en todos los países. A nivel local, se seguían con gran expectativa las resoluciones que se iban a tomar con las tarifas que tienen a dicho precio dentro de su “paramétrica”.

Lamentablemente, la política partidaria se metió en el medio, con lo cual se dieron una serie de anuncios y desmentidos que desvirtuaron totalmente el asunto. Al comenzar el nuevo año se fijaron las nuevas tarifas, rebajando algunas (y aquí se abre otra discusión de si la rebaja fue la debida o no), subiendo otras (¿para pagar el costo del aumento a los judiciales?) y manteniendo los valores de las restantes, entre ellas el precio del boleto.

En el informe N°4 (agosto de 2014), hablábamos sobre el aumento del boleto, del que nadie informaba, para el 1 de marzo de este año, dado que a partir de esa fecha nuevamente aumentan los salarios del sector.

Otra vez la política partidaria (elecciones departamentales mediante) hace su juego, y ya se escucharon voces pidiendo la rebaja del boleto, acompañando la rebaja en el precio de los combustibles.

¿Es serio bajar el precio del boleto a partir del 1 de febrero, para aumentarlo de nuevo el 1 de marzo? No creo que haya alguien dispuesto a pagar ese costo político. ¿Subirá el boleto al final? Una estrategia política sería seguramente no hacerlo, o posponer ese aumento para después de las elecciones, compensando el aumento de los costos salariales con la diferencia de la baja de los combustibles. Cualquier escenario posible o decisión meramente política es un gran error.

¿Tan difícil es calcular los reales costos del sistema (dejando a las jugosas ganancias de las empresas por fuera)? ¿Hay que subsidiar a todas las empresas y en todas sus líneas? ¿Es tolerable que haya empresas que tengan problemas financieros continuamente y solo se “emparche” la situación cada vez?

Nuevamente somos los usuarios y las usuarias quienes financiamos la falta (a esta altura intolerable) de información clara y de decisiones transparentes. Siguen sin pensar en quienes viajamos todos los días y así no hay soluciones posibles.

Me bajo en la que viene, nos vemos en el siguiente viaje.


Mauricio Silvera


Querido Papá Noel (diciembre de 2014)

Ya terminando el año, veo que solo me quedas tú para tratar de conseguir que algunas cosas cambien:

Quisiera para el año 2015 un servicio de transporte público: de calidad, en horario, limpio, con respeto tanto de su personal como de los usuarios y las usuarias. Que recuperemos esa solidaridad de ceder el asiento a quien lo necesita, de corrernos al fondo para que otros puedan subir y de no pensar solo en nuestra comodidad al llevar bolsos o mochilas.

Que los ómnibus se arrimen a las paradas, que los taxis no hagan maniobras peligrosas o prohibidas. Que no tengan que estar más horas de las humanamente posibles detrás de un volante, exponiendo su vida y la de su pasaje.

Que ante el “gatillo fácil” no se aplique el “paro fácil”. Que se piense y analice a quién se perjudica y a quién se beneficia con esta medida. Que no suceda que luego los motivos de los actos delictivos no justificaran el paro… y ya las disculpas no valgan nada. Tendría mucha más aceptación y sería mucho más efectiva una jornada de recolección de dinero para las familias afectadas y un minuto de silencio simultáneo en todas las unidades.

Que todos los actores del Sistema recuerden que el mismo existe para dar un servicio a las usuarias y a los usuarios todos los días y a todos los horarios. Que no es una fuente de lucro ni de financiación para otras actividades.

Que al momento de hacer cambios se consulte a los directamente involucrados (trabajadores, trabajadoras, usuarios y usuarias) y que no se trate de “políticas de escritorio” solo efectivas en los papeles.

Que las nuevas autoridades no le sigan dando la espalda al tren de pasajeros. Con muy poca inversión los beneficios son muchísimos. No hay que inventar otra vez lo que ya fue inventado hace más de 100 años…

Que los derechos de los consumidores y consumidoras sean respetados y defendidos todos los días, sin importar nombres, prestigios o favores políticos.

Por último, si llegás a ver a los Reyes Magos, avisales que no voy a poder dejarles los zapatos. Se me gastaron de caminar, todas las veces que me dejaron a pie…

Me bajo en la que viene, nos vemos en el siguiente viaje.


Mauricio Silvera


Con tan poco... (noviembre de 2014)

Como parte de un paseo familiar, volví a viajar en tren, tomando la línea que va desde la Nueva Estación Central hasta Las Piedras.

Mi experiencia anterior con el servicio, fue un viaje hasta 25 de Agosto en el año 2006. Los recuerdos no eran muy gratos: el vagón estaba en malas condiciones, abundaba la suciedad, el baño era inutilizable, los asientos muy incómodos, el ruido era constante, el viaje muy lento, el mantenimiento de las vías y de su entorno era lamentable. Solamente la belleza del paisaje (a través de las rejas que tenían las ventanas por las pedreas) y esa magia indescriptible de viajar en un tren, habían quedado como experiencia positiva.

En el año 2013, y gracias a un convenio de AFE con Entes Estatales, se adquirieron algunos coches usados de origen sueco. En uno de ellos me tocó viajar, y el primer comentario que me surgió fue: ¡por algo los suecos son los suecos!

Las condiciones del vagón son muchísimo mejores: se viaja más cómodo que en un ómnibus de los más modernos. Los asientos (reclinables) realmente descansan al cuerpo, el baño funciona… ¡y tiene hasta cambiador de bebé! Las ventanas poseen un panel transparente, para evitar daños por pedreas (en lugar de las rejas) por lo que se puede apreciar el paisaje en su totalidad.

¡Y cómo los cuidan! Tanto el personal, como los usuarios y las usuarias. No vi un solo papel, una sola miga, un solo grafiti o pintura raspada. ¿Será que nos estamos dando cuenta de que valorar lo que se tiene sirve?

Lo más increíble fue no sentir ruido alguno. Solo se siente el ruido de las vías que todavía no están arregladas. En las que sí lo están, la sensación es como de estar flotando. Y cuando el tren acelera (duplica la velocidad de los anteriores)… da hasta algo de mareo. Han limpiado sectores en los alrededores de las vías, y en vez de piedras vi caras felices de niños saludando al tren.

Se detuvo en todas las paradas, ya que subió y bajó gente constantemente (calculé unas 150 personas en total), y aún así demoré solo 30 minutos en llegar. El costo del boleto fue de $ 35, los cuales volvería a pagar gustosamente. En momentos en que se hablan de números millonarios para invertir en el ferrocarril… con tan poco ya se logra mucho, solo faltan ganas de hacer...

Me bajo en la que viene, nos vemos en el siguiente viaje.


Mauricio Silvera


En carne propia (octubre de 2014)

“¡¡Gracias!! ¡¡¡Ahora tengo una cama de niña grande!!!” Palabras emocionantes e inolvidables que fueron pronunciadas por mi hija de 3 años, al recibir, como regalo del día del niño, una cama nueva.

No nos habíamos equivocado, al elegir un modelo económico pero de buenas características (madera y terminaciones) en Punto Unión (comercio del cual somos clientes hace tiempo, por la calidad y precio de sus productos).

A las dos semanas, mientras de noche le leía un cuento sentado a su lado en la cama, todo se cortó en medio de un estruendo inesperado, tras el cual, ambos terminamos en el piso… ¡¡Se había roto la cama!!

Superado el momento de nervios y llanto, me dediqué a ver qué era lo que había pasado. Contrariamente a lo que pensaba, la parrilla estaba intacta. ¡Se había roto uno de los largueros! Estoy hablando de una tabla de 1,40 m de largo, 10 cm de ancho y 2 cm de espesor, de buena madera, la cual se había partido como si le hubiera pasado un tanque por encima. Nunca había visto a una tabla colapsar de esa forma, arrojando pedazos por todos lados.

Con la luz del día, comprobamos además que en el lugar de la rotura, había tres nudos juntos que estaban disimulados con capas extra de pintura.

Esta experiencia me enseñó (porque de todas las cosas se aprende algo) que los nudos en la madera no son decoración, sino signo de debilidad en el material, y que hay que revisar muy bien este detalle, al momento de comprar un mueble.

Al día siguiente me dispuse a llamar al comercio, porque aunque la boleta decía que la cama no tenía garantía, una cosa es rotura por el normal uso y otra muy distinta, lo que había pasado.

Hablé con Pablo, quien nos había vendido la cama, e inmediatamente tomó el problema como propio y se contactó con el proveedor (Avenida Muebles) para que nos dieran una solución.

Acá empezó mi periplo, llamando todos los días durante tres semanas, en la mañana y en la tarde, para saber las novedades que el proveedor le transmitía a Pablo sobre mi reclamo.

Al principio la respuesta era que se les había traspapelado (“se nos perdió la cuadernola donde anotamos los reclamos”), luego que no tenían más camas como esa y no sabían cuándo volverían a traer una importación de ese modelo. Lo último, fue que tenían que ver con un carpintero para hacerme algo similar.

Decidí cambiar la estrategia.

Llamé a Pablo y le pedí el teléfono del proveedor, ya que iba a iniciar una demanda ante Defensa del Consumidor. Me dijo que se lo iba a transmitir a la empresa primero y me llamaba más tarde para pasarme el teléfono.

Ese mismo día recibí el llamado de Pablo, diciéndome si no podía llevar la cama hasta la empresa, porque iba un carpintero al otro día a repararla. Así lo hice (por mi cuenta, nadie me ofreció un flete) y a las 24 horas, me llamaron para que fuera a buscarla reparada. También la tuve que ir a buscar y volver a armarla, sin ayuda.

Ahora todo ha vuelto a la normalidad, luego de tres semanas de nervios y de tener a una niña de 3 años sin poder dormir en su cama.

La primera reflexión que hago es: no puede ser que la única manera, para algunas empresas, de que respondan a los reclamos, sea amenazando con tomar acciones legales. Estas cosas, conspiran contra el espíritu de diálogo y entendimiento que tratamos de fomentar desde este Sitio. ¿Habría perdido 3 semanas, si hubiera planteado la demanda desde un principio? No es la forma en que, como consumidores y consumidoras, merecemos que nos traten.

El valor de una empresa no sólo se mide por el precio de los productos que comercializa, sino también, por el respaldo que les da a los mismos. Por eso quiero destacar a Punto Unión, y en especial a Pablo, que se preocupó especialmente por el caso y en todo momento me aseguró que tendría una solución. Y lo destaco porque habitualmente vemos ejemplos en sentido contrario, de empresas que se desentienden de los problemas, luego de que ya consiguieron “la venta”.

Espero que Punto Unión no trabaje más con proveedores que no se ocupan de la calidad de lo que venden y sólo ofrecen excusas ante los reclamos.

Uno de los clásicos de la literatura árabe se llama “Las mil y una noches”. Dentro de él, está el cuento “Alí Babá y los 40 ladrones”. Para quienes no lo conocen, el personaje principal posee una cueva llena de tesoros, la cual se abre solamente cuando dice las palabras mágicas “ábrete sésamo”.

Estoy pensando seriamente en reescribir esta historia, cambiando las palabras mágicas por “Defensa del Consumidor”. Será una linda historia para contarle a mi hija a la hora de dormir, sentado en una silla al costado de su cama.

Me bajo en la que viene, nos vemos en el siguiente viaje.


Mauricio Silvera


Crónica de un aumento anunciado (setiembre de 2014)

Cuando arrancamos, en el mes de Abril, con este proyecto, hacía un poco más de un mes que había aumentado el precio del boleto en Montevideo (desde el Sábado 01/03/2014). En la Resolución correspondiente, además de mencionar el aumento de los Precios al Consumo, la renovación de la flota y la estabilización en la venta de boletos, como motivos de la suba, se decía lo siguiente: “los salarios de los trabajadores del sector verificarán ajuste con fecha 1º de marzo y 1º de setiembre de 2014, según lo establecido en el Consejo de Salarios”.

En ese entonces, nos preguntábamos si se iba a hacer efectivo el aumento en el mes de setiembre. Los hechos nos han dado la razón.

Se esgrimen nuevamente los mismos argumentos (aumento de costos operativos y estabilización en la venta de los boletos), pero se omite la frase usada en la Resolución anterior, lo que realmente explica el aumento aplicado.

No es mi intención generar un enfrentamiento entre trabajadores, dado que todos tenemos derecho a cobrar lo que es justo por nuestro trabajo (y ciertamente los trabajadores y las trabajadoras del transporte, en su gran mayoría, lo hacen con vocación de servicio, soportando muchas horas y a veces la falta de educación de las personas, siendo la descarga ante problemas que muchas veces son de las empresas). Pero es claro que los usuarios y las usuarias estamos pagando ese aumento de sueldo.

Se escuchó a algún actor del sistema decir “no habrá más aumentos en lo que queda del año y hasta el principio del año que viene…” Coloquialmente hablando: ¡Chocolate por la noticia! Si se busca el Consejo de Salarios del sector, el próximo aumento es a partir del 01/03/2015. ¿Jugamos a adivinar cuándo sube nuevamente el precio del boleto?

Reitero las preguntas que hice en Abril ¿Podremos saber para esa fecha exactamente los costos operativos del sistema, y no los vinculados al servicio, como las ganancias de los empresarios? ¿La rentabilidad por línea? ¿La rentabilidad por empresa? ¿Se seguirá renovando la flota y mejorando el cumplimiento de los horarios, la limpieza y el resto de las normas, para que sea un servicio por el que valga la pena pagar? ¿Tendría que aumentar el boleto?

Me bajo en la que viene, nos vemos en el siguiente viaje.


Mauricio Silvera


¿Quién paga el déficit? (agosto de 2014)

Cada vez que una empresa de transporte público está en dificultades económicas, la única solución que se propone es aumentar las tarifas, siendo los usuarios y las usuarias quienes tenemos que “pagar el pato”, muchas veces por malas gestiones.

¿No debería primero analizarse el por qué, no dan los números? ¿Todos los costos son tenidos en cuenta? ¿Las abultadas ganancias de los dueños también? Porque esos números vaya que cuentan y nadie plantea reducirlos…

Las empresas de transporte público son un servicio público, en el que la ganancia debería no solo estar bajo control, sino que una parte tendría que ser reinvertida en mejorar los servicios que recibimos. Ése es el verdadero ajuste del que nadie habla.

Me bajo en la que viene, nos vemos en el siguiente viaje.


Mauricio Silvera


¿El foco en dónde está? (julio de 2014)

“Crisis”, “los números no dan”, “negociado”, “intereses”, “monopolio”, “actitudes mafiosas”, “presiones”, “lobby”, “defender las fuentes de trabajo”, “seguro de paro”… Todas estas palabras se han podido leer y escuchar en los últimos días, de parte de todos los actores del sistema de transporte público (empresarios y empresarias, autoridades, trabajadores y trabajadoras, usuarias y usuarios).

Al parecer es más importante defender el status quo (en el que los números cierran y muy bien) que al principio y fundamento de todo el sistema: los usuarios y las usuarias. ¿Qué es una empresa de transporte de pasajeros? Un servicio público, orientado a solucionar las necesidades de la población.

En su origen el transporte público era prestado por las autoridades (situación que sucede todavía con el servicio de ómnibus en Salto por ejemplo) y por coyunturas del momento “tercerizaron” (nunca de forma definitiva, dado que se otorgaron permisos que pueden ser revocados en cualquier momento) a empresas privadas. Pero esta delegación de la tarea, no implica que haya cambiado el objetivo de la misma: servir a las usuarias y a los usuarios.

¿Es el servicio que recibimos el que merecemos? ¿Cómo se controla? Delegar no puede nunca eximir de responsabilidad a quien es el encargado por definición de prestar el servicio, o en su defecto, asegurar que se preste con la mayor calidad.

¿Quién paga el sueldo de los trabajadores? ¿De dónde salen los “números” de las empresas? Se dice que hay un subsidio pero que no alcanza. ¿Hay una forma objetiva de saberlo? Se están haciendo intentos en Maldonado y Montevideo para realmente determinar en dónde están los déficits… pero también en dónde están las ganancias. Intenten comprar un permiso de taxi o una parte de un ómnibus… y verán que los números no les cierran… por lo abultados… ¿Tanto vale comprar un “negocio” que no funciona?

Se tendrían que hacer las cuentas poniendo de un lado los costos (combustibles, repuestos, salarios, etc.) y los ingresos (venta de pasajes). La diferencia hasta equilibrar la balanza la pondrían las autoridades. Y si la empresa quiere ganancias extras, que las saque a través de la venta de publicidad u organizando excursiones. Con los servicios públicos nadie debería hacerse millonario y los más beneficiados deberían ser los usuarios y las usuarias, es decir, los verdaderos dueños.

Me bajo en la que viene, nos vemos en el siguiente viaje.


Mauricio Silvera


Ejerciendo la queja activa (junio de 2014)

Una característica que siempre hemos tenido los uruguayos y las uruguayas, es el manifestar nuestro descontento cuando no obtenemos lo que deseamos. Sin embargo, no hacemos nada más que expresarlo y terminamos resignándonos.

Llevado esto a nuestro comportamiento como consumidoras y consumidores, (y más ahora con el auge de las redes sociales), tenemos las herramientas como para multiplicar nuestros reclamos y difundirlos, pero muchas veces o no las usamos o las usamos de manera incorrecta.

¿Por qué no plantear directamente a las empresas aquello que no nos gustó? ¿Por qué no darles la oportunidad de hacerse cargo? En este camino que empezamos a recorrer hemos visto muchos desencuentros de ese tipo: la empresa que puede pero los usuarios y usuarias que no quieren.

La resignación no debe ser una opción. Hay que plantear formalmente nuestro descontento. Es nuestro derecho y tenemos que ejercerlo.

Me bajo en la que viene, nos vemos en el siguiente viaje.


Mauricio Silvera


Urufácil


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